El director de Lo imposible, Juan Antonio Bayona, entregó el premio al mejor director en la ceremonia de los Goya a María Belón, en cuya historia real de supervivencia se inspiró para escribir y dirigir su película sobre el tsunami de Tailandia. El acuerdo entre ambos, no obstante, incluye otra promesa, la de dedicar el Goya a las víctimas del maremoto lanzándolo al mar.
La superviviente española no ha revelado dónde lo tirará. Y desvela que, para ella, todos los mares son un mismo mar y no hace falta volver a Tailandia, donde vivió la tragedia y el milagro al mismo tiempo en esa Navidad de 2004, cuando los cinco miembros de su familia sobrevivieron a la catástrofe natural.
Juan Antonio Bayona había protagonizado minutos antes uno de los momentos más emocionantes de la gala, mostrando auténtica sorpresa por su victoria en una ceremonia dominada por Blancanieves, y bajando al patio de butacas para dárselo a Belón. Su premio al mejor director fue el golpe de efecto que se reservaban los Académicos en una gala aburrida y dominada por la cinta de Pablo Berger.
Y, de la emoción o del agotamiento en el sprint final de una película que le ha ocupado cinco años, ha sufrido un tirón en la pierna que le impidió andar tras la entrega de premios. El barcelonés acabó la fiesta en un hospital.
"Estaba sorprendido y vosotros también", ha increpado con humor a los periodistas. "Llevabais semanas machacando con quién se lo iba a llevar", ha añadido quien, después de llevarse la sorpresa contraria con El orfanato, que perdió en la recta final contra La soledad, esta vez ha salido victorioso.
Méritos no le faltan: ha coordinado una superproducción que ha hecho palidecer a Hollywood, que se ha convertido en la película española más taquillera de la historia, con más de 42 millones solo en España, y que ha enrolado a estrellas de Hollywood como Naomi Watts y Ewan McGregor.
No le importa que su segundo Goya -ganó a mejor director novel por El orfanato- acabe en el mar. "De alguna forma vino de allí", ha dicho un defensor del cine ambicioso, en el mejor sentido de la palabra, y que ha recreado de manera sobrecogedora el tsunami que asoló las costas del sudeste asiático y la turbación emocional de sus afectados.
"Perdón por el chiste malo, pero está bien que la Academia se haya subido a la ola de ese tipo de cine". Un cine que es importante que "mantenga el tejido industrial".
En una gala de alto contenido político, Bayona ha sido prudente en sus palabras de reivindicación. "Hay que afrontar las cosas de una manera amplia. El Gobierno no lo está poniendo fácil, pero hay que pelear más allá, con buenas películas y con ambición artística", ha asegurado. "No sé si podría hacer Lo imposible ahora, la verdad que no lo sé. Pero hace cuatro años tampoco parecía que pudiéramos hacerla", ha añadido.
Con dos proyectos sobre la mesa (uno en Hollywood con la Warner Bros. y otro en español), Bayona prefiere no adelantar acontecimientos. Se ha puesto el listón muy alto. "Pero eso también me lo decían después de El orfanato", ha concluido.