Tras la fiesta llega la calma. O al menos eso es lo que está pasando en Valladolid en su 57 edición de su semana internacional de cine, SEMINCI. Se han ido las caras conocidas para dar paso a tres películas muy distintas en su género y mensaje.
Siempre es agradable encontrarse con una comedia en un festival, ya que éstos suelen tender a ponerse solemnes y dramáticos en su sección oficial. Por eso es un respiro Rumbo al norte, una película que llega de Finlandia, donde aparte de pasar frío parece que también saben sonreír.
Esta historia de reencuentro entre padre e hijo hace las delicias del espectador, a veces por lo absurdo, y otras como la vida misma por las cosas que se van encontrando en esta road movie de encuentros y desencuentros. No tiene ninguna oportunidad pero como decíamos es bueno llevarse una sonrisa a la boca para meternos de lleno en el drama Pequeñas arañas negras.
Esta película belga basada en hechos reales cuenta la historia de unas menores encerradas por voluntad propia en el ático de un hospital sin que nadie sepa de su embarazo. Durante la espera serán obligadas a firmar un documento de cesión del bebé que esperan. La suestión es que alguna se revela. Lenta y pausada crónica de una época (los años 70) que no parece tan lejana por los acontecimientos que seguimos viendo en la actualidad. Se deja ver sin gran esfuerzo aunque no creemos que pase nada con ella.
Finalmente la guinda la puso la coproducción italo-rumana-francesa Don’t clean up this blood (No limpiéis esta sangre) con distribución en España donde llegará próximamente. Daniele Vicari recurre a la ficción para reconstruir los hechos que tiñeron e violencia la ciudad de Génova la cumbre del G-8 de 2001.
Película maniquea donde las haya, asistimos a un film que roza casi el gore donde la policía aparece como brutal y sanguinaria y los manifestantes, en algunos casos antisistemas, como angelitos recién caídos del cielo. Aunque parece que el movimiento del 15-M podría estar detrás de la producción de la película no es así.
Al parecer era una obsesión del director que quería contar estos hechos que tanto le conmocionaron y que por lo visto a día de hoy siguen sin tener una resolución de la justicia. Eso es lo que dice él.
Nos quedamos con los aplausos que despertó esta peli aunque parece ser la tónica general de un festival que antes aplaudía, silenciaba o pateaba según le parecía y que ahoraes muy condescendiente. No sé si este miércoles será mejor. Pero eso se lo contaré el próximo día ya que como decía Escarlata en Lo que el viento se llevó, "mañana lo pensaré".