Men in Black 3, en innecesario 3D, es el segundo intento de reverdecer la franquicia de los hombres de negro tras la desastrosa y olvidada segunda entrega, estrenada hace ya diez años. La nueva secuela del éxito de 1997 repite protagonistas, añade la presencia de un apropiado Josh Brolin, y vuelve a estar dirigida por Barry Sonnenfeld, quien pasó de director de fotografía de los Coen allá por los ochenta y noventa –es decir, cuando realmente tenía algo que aportar- a dirigir películas de cierto prestigio o éxito en los años siguientes, como la adaptación de Elmore Leonard Cómo conquistar Hollywood y la propia MIB.
En esta ocasión y tras la desaparición de K (Tommy Lee Jones), el agente J (Will Smith) viaja al pasado, a 1969, para tratar de detener a un alienígena junto a la versión joven de su compañero, interpretada por Josh Brolin.
Este nuevo giro argumental supone, junto al formato tridimensional, el gran gancho de MIB 3, un filme innecesario que parece llegar a destiempo. Si la primera entrega de los hombres de negro buceaba en la mitología popular estadounidense con frescura, talento visual y un sorprendente humor negro, la segunda se hundió en las miserias de esa enfermedad llamada secuela express (pese a que fue estrenada cuatro años después de la original), dando muestras de un prematuro y evidente agotamiento creativo. La tercera de las entregas, una década después, por lo menos cumple con los dos últimos requerimientos, si bien con algunos problemas.
El guión de Etan Cohen (sin nada que ver con los famosos hermanos) no es en absoluto la panacea, pero al menos se esfuerza en recuperar la fórmula de la primera entrega y en sumar matices a la relación de K y J, subiéndose al carro de uno de los temas más estimulantes del género de la ciencia ficción, el de los viajes en el tiempo, para proponer lugares y giros nuevos a la serie. MIB 3 intenta fundamentarse en los personajes y aportar giros nuevos a la saga... aunque no siempre lo consigue.
Existen por ello en Men in Black 3 un puñado de buenas secuencias en las que, de nuevo, brilla el talento escenográfico y el humor negro de Sonnenfeld. El prólogo está repleto de elementos calenturientos y pasados de rosca que permiten rescatar cierta autoría del director, que resuelve bien el satisfactorio desenlace o episodios como la escena en la que J viaja al pasado... arrojándose desde el edificio Chrysler –momento en el que el realizador aprovecha el 3D para divertirse y simplemente provocar vértigo en el espectador, cosa que aplaudo-. Respecto a la presencia de Josh Brolin, como un remedo juvenil de Tommy Lee Jones, ésta resulta todo un acierto de casting, por mucho que el actor apenas encuentre ocasión para brillar al lado del omnipresente Will Smith, quien llega a opacar a un desganado, pero siempre apropiado, Tommy Lee Jones.
No obstante, nada de esto oculta la sensación de hastío creativo que afecta a la saga. La fórmula esta vez es la adecuada para el éxito, pero las emociones no llegan a la pantalla por culpa de un sentido de humor demasiado irregular. Men in Black 3 no es un filme horrible y es justo reconocer que recupera algo del músculo perdido, pero la sensación general es que llega en tiempo de descuento.