Colabora
Juan Manuel González

'Silencio en la nieve'

Silencio en la nieve es una cinta de suspense con un transfondo bélico bastante inédito en el cine español. La película se ambienta en el seno de la División Azul, un episodio bastante desconocido y que aquí toma contornos todavía más extraños, al presentarse dentro de una película perfectamente adaptada al patrón del thriller más que el cine bélico y del drama típicamente español.

Su director, Gerardo Herrero, ha desarrollado una carrera como productor muchísimo más extensa que en la dirección, por mucho que su trayectoria en esta última disciplina cuente con filmes como El misterio Galíndez, Desvío al paraíso o la reciente El corredor nocturno. En todas ellas, Herrero ha mostrado su querencia por el suspense e incluso el relato de trasfondo bélico (Territorio Comanche), sin hacer ascos a los repartos o ambientes internacionales, aunque sin resultados especialmente memorables o que excedan los márgenes de la pura corrección. Todos estos elementos están presentes, de una manera u otra, en Silencio en la nieve, una adaptación de la novela de Eugenio del Valle titulada El tiempo de los emperadores extraños en la que la investigación de unos asesinatos rituales en el seno de la División Azul da pie a un recorrido por las entrañas del frente ruso.

Silencio en la nieve es un thriller de investigación técnicamente irreprochable, con una extraordinaria ambientación del frente ruso (rodado en pleno invierno lituano), pero cuya falta de intensidad, nervio y suspense acaba perjudicando el conjunto. Herrero logra bastantes imágenes fascinantes gracias a los suficientes valores de producción y las interesantes proposiciones que la historia disemina aquí y allá, como esos caballos congelados que dan pie al descubrimiento del primer cadáver, o la batalla final, en la que el realizador consigue un clímax que aporta la emoción que le falta al resto del relato.

No obstante, Herrero parece marcar distancias con el infierno de nieve y muerte que rodea a sus dos investigadores, y trata de marear la perdiz con una inútil subtrama pseudo romántica y algunas notas de sentimentalismo, sin que la interpretación de Juan Diego Botto aumente la temperatura de una trama de investigación más o menos rutinaria. Cuando la historia pide trazos más oscuros, Herrero no sabe manejar el morbo y se queda en las fronteras de lo caricaturesco, como en la secuencia que transcurre en pleno juego de la "violeta", una variedad de la ruleta rusa que refleja la demencia que provoca la exposición a la violencia de la guerra.

No obstante, y pese a no colmar las expectativas de intensidad de su premisa, Silencio en la nieve no merece el menosprecio de nadie. Se trata de un correcto thriller que no emociona pero tampoco provoca rechazo, y en el que Herrero no cede a la ideología ni a la política más que en muy contadas ocasiones. Lamentablemente, en su pliego a los condicionamientos del género el realizador deja de inyectar emoción o verdadera oscuridad al filme. Dada la naturaleza de su argumento, de su trágico trasfondo, no hubiera estado nada mal algo más de garra aún a costa de perder la corrección o incluso los modales.

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