Cisne Negro es el último delirio cinematográfico de Darren Aronofsky, una cinta destinada a ser amada y odiada a partes iguales. En ella seguimos los pasos de Nina, una joven bailarina de ballet que resulta elegida para protagonizar la nueva versión del Lago de los Cisnes. Es sólo el comienzo de su pesadilla: atrapada entre sus deseos reprimidos, su ética laboral y la atracción hacia su director, Nina comenzará a ver -y experimentar- aterradoras y excitantes visiones de sí misma....
En todo momento, la cámara inquieta de Aronofsky se introduce en el espacio mental del personaje de Natalie Portman mientras ésta se debate entre la la cordura y la locura, entre la realidad y la ficción. Igual que el Cisne Blanco está preso de un encantamiento, Nina es víctima de una madre represora, de su propia psicosis y de hasta de un doppelgänger en toda regla, en una paranoia de sexualidad prohibida y oscuros remordimientos. Y todo ello es rodado por Aronofsky como si de un hipernervioso cuento de terror se tratase, en un relato que funciona en toda su extensión como una proyección de la psicología de laprotagonista: al igual que en Memento, la fragmentación de la personalidad de la joven Nina encuentra su eco en toda la presentación narrativa diseñada por Aronofsky.
Pero lo mejor de Cisne Negro es que su director, al igual que Christopher Nolan en el anterior filme, incorpora todo este maremágnum con la naturalidad, la agilidad y la sencillez del mejor alquimista cinematográfico. Cisne Negro tiene, a diferencia de Memento, una estructura de lo más convencional y funciona a un nivel muy primario como un entretenimiento de suspense y horror dinámico, implacable, y por momentos divertido. A través de la cámara en mano el espectador vive y sufre todo junto a una excelente Natalie Portman, y conoce un mundo -el del ballet- atroz, emotivo y atractivo.
Y dejamos para el final a su intérprete principal. Portman alcanza aquí su total madurez como actriz y se revela capaz de expresar toda la contradicción y emotividad posible en un solo gesto -ver, por ejemplo, su mirada de frustración ante la llegada de Lily (Mila Kunis)-... La joven actriz se merecería todo un capítulo aparte, y lo anunciamos desde ya, está destinada a ganar el Oscar por su interpretación. Y respecto a la película, y pese a que quizá se necesite de un libro de instrucciones para disfrutar realmente del evento, a quien esto escribe le venían continuamente a la cabeza filmes como La Mosca del canadiense David Cronenberg, así como Showgirls, del holandés Verhoeven, y algún que otro invento Lynchiano. Como decían en Matrix, es muy difícil explicar lo que es Cisne Negro: uno tiene que verla con sus propios ojos... y amarla u odiarla.