Rafael Sanzio nació un Viernes Santo de 1483 en Urbino y murió en Roma un Viernes Santo de hace 500 años a la edad de 37 años. Su prematuro fallecimiento nos privó de descubrir la etapa madura de un genio que, en su corta vida, desarrolló una prolífica carrera con una evolución estética que parecía imparable. Sus trabajos abarcan dos décadas, suficientes para ser hoy uno de los artistas más ponderados de la historia del arte. Su dominio de la luz, su armoniosa composición y las novedades introducidas en la perspectiva -junto con Da Vinci y Miguel Ángel- han marcado la cultura occidental y el ideal de perfección. Sus obras están dispersas por hasta 11 países y más de 30 ciudades.
Rafael perdió a su madre en su infancia y algunos autores apuntan a que esta desgracia provocó que sus Madonnas destilen una ternura especial (Madona del gran duque, La Virgen del jilguero o Virgen de los claveles, son un ejemplos). Su padre, el artista y poeta Giovanni Santi, trabajó en la corte de los Montefeltro en Urbino y le introdujo tanto en la pintura como en los círculos más selectos de la ciudad, facilitándole unas valiosas conexiones entre la gente adinerada y unos modales que le serían muy útiles para su futuro. Rafael quedó huérfano en agosto de 1494, con 11 años, pero aún así pudo continuar con sus estudios y a los 17 años recibió por parte del gremio de pintores el permiso para trabajar en su propio taller. Comenzaba entonces su ascenso como pintor, diseñador y arquitecto.
Su inesperada muerte está envuelta por una curiosa leyenda. Las crónicas de la época cuentan que cuando se conoció la noticia del fallecimiento de Rafael, un ligero temblor sacudió el Vaticano y abrió una grieta en el Palacio Apostólico, un hecho que se interpretó como una demostración de las capacidades sobrehumanas del pintor. El sobresalto fue tal que obligó al Papa a abandonar sus aposentos. El historiador de arte francés Eugène Müntz recoge en su biografía sobre Rafael, fechada en 1881, cómo la gente de la época quedó impresionada por la súbita muerte del destacado artista. La apertura de esa grieta fue asumida como un "portento divino". Müntz cita las crónicas de contemporáneos: "Durante estos días el palacio del Papa ha amenazado con colapsar y su Santidad se ha tenido que trasladar a las habitaciones del Cardenal Cibo. Se dice que no es el peso del piso adicional de galerías lo que ha ocasionado este accidente, sino que debe verse como una premonición de la muerte de uno de quien las decoraron". Para adornar aún más la leyenda, Rafael murió el mismo día de su cumpleaños y ambas fechas cayeron en Viernes Santo.
Más allá de esta anécdota que tanta repercusión tuvo en su época, Rafael fue enterrado con honores y enorme tristeza. Se dispuso que se inhumara en el Panteón de Agripa, el símbolo del esplendor de la Roma antigua, en una tumba diseñada por él mismo y levantada por su discípulo, el escultor Lorenzo Lotti. En su sarcófago, en latín, pone:
Aquí yace Rafael,
por quien en vida
temió ser vencida
la Naturaleza,
madre de todas las cosas,
y al morir él,
temió morir ella.
Cardenal Pietro Bembo
Panteón de Agripa, Roma
Rivalidad con Miguel Ángel
Rafael fue enterrado en Roma porque fue en la capital italiana donde concibió sus obras más majestuosas, bajo el impulso de dos de los mayores mecenas de su tiempo, los papas Julio II y León X. Fueron los últimos 12 años de su vida, una época en la que rivalizó con Miguel Ángel al que tanto admiró. Pintó los maravillosos frescos para las cámaras papales y diseñó unos cuidadosos tapices que relatan la vida de los apóstoles para la Capilla Sixtina, que, sin embargo, no ocuparon el lugar para el que habían sido concebidos, precisamente, por los celos de Miguel Ángel. Como homenaje en los 500 años de su muerte, el Vaticano dispuso que, por una semana, los tapices de Rafael luciesen en la Capilla Sixtina.
Rafael no ha sido inmune a la pandemia del coronavirus y todos los actos que homenajeaban su talento han sido suspendidos. El más importante es la exposición de las Escuderías del Quirinal, que había conseguido reunir 200 obras que, en su mayoría, nunca habían sido expuestas de forma conjunta. "Es una de las muestras más importantes realizadas en Italia", había adelantado su director. Iba a permanecer abierta hasta el 2 de junio, pero tuvo que cerrar tres días después de su apertura por el confinamiento decretado en Italia. El interés suscitado había sido mayúsculo, logrando récord de preventa con más de 70.000 entradas reservadas.
Museo virtual
Pero no está todo perdido y han surgido algunas iniciativas virtuales con las que, hasta que sea seguro salir de casa, acercarnos a la figura del artista de Urbino. La plataforma Musement ha desarrollado un museo virtual que permite, a golpe de clic, conocer todos sus cuadros, incluidos los que se hallan en Estados Unidos, Francia, Rusia, Inglaterra y por supuesto, España —como la Sagrada Familia del cordero, La Perla o Caída en el camino del Calvario, todas ellas en el Museo del Prado—. Las imágenes, en alta calidad, van acompañadas de una breve explicación, año de creación y formato.
Pendiente de confirmación está la muestra que debía inaugurar la National Gallery en octubre. Contará, adelanta el museo londinense, con préstamos del Louvre, los Museos Vaticanos, la Galería de los Uffizi, la Galería Nacional de Arte de Washington y el Museo del Prado, piezas que se sumarán a las diez obras maestras de Rafael que posee la propia colección.