Pieter Bruegel el Viejo, el artista que trataron de utilizar contra Felipe II
Se cumplen 450 años de la muerte de uno de los grandes maestros del siglo XVI, padre de una dinastía de pintores.
Pieter Bruegel el Viejo (Breda, 1525/1530 – Bruselas, 1569), también escrito Brueghel, fue el patriarca de un linaje de artistas que dejó su huella hasta finales del siglo XVII. Padre de Pieter Brueghel el Joven y Jan Brueghel el Viejo, es una figura capital de la pintura flamenca o el Renacimiento nórdico, un genio de las alegorías y un maestro de la burla. Apenas se conocen algunas pinceladas sueltas de su biografía. Se sabe que le tocó vivir una época marcada por profundas transformaciones políticas, religiosas y sociales a las que dio cabida en sus obras. Su trascendencia supera el plano terrenal, pues Bruegel da nombre a un asteroide. Flandes homenajea a uno de sus artistas más afamados este 9 de septiembre, coincidiendo con el 450 aniversario de su muerte.
La pintura flamenca reflejó la sociedad de los siglos XV y XVI, un periodo en el que despuntaron Jan van Eyck, Rubens, Van der Weyden o Pieter Bruegel y que se desarrolló paralelamente al Renacimiento italiano. El artista viajó por Francia e Italia, aunque no llegó a absorber las tendencias artísticas que allí se desarrollaban. Su nombre es mencionado por primera vez en 1551 como maestro en el Gremio de Pintores de San Lucas de Amberes. En sus inicios, transformó el paisaje de simple escenario a centro de la obra, una de sus mayores aportaciones al arte. Posteriormente, optó por asuntos religiosos hasta que, absorto por el mundo campesinos, trasladó sus costumbres y trabajos a sus telas. Según algunos historiadores, acudía disfrazado a las fiestas de los labriegos para mezclarse con ellos.
Pero Bruegel el Viejo es fundamental en el discurso artístico por su capacidad de servirse de proverbios flamencos para denunciar satíricamente los problemas que pervertían a la sociedad en la que vivía. A diferencia del Bosco, a quien admiró, no incidía tanto en el mensaje religioso y moralizante, sino que reflejaba su irónica visión de esa locura de mundo que le tocó vivir. Desde su profundo humanismo, convirtió los refranes en imágenes. Mientras que la religión condenaba la codicia y la avaricia, veía como sus conciudadanos se esforzaban por acumular riquezas en un Amberes convertido en el centro económico de Europa. Echó mano de los dichos populares para criticar el cinismo reinante con un punto de humor extraordinario.
¿Denunció la violencia del imperio español?
La magnitud simbólica de sus obras las convierte en enigmáticas y la dificultad de su interpretación ha alimentado teorías, en ocasiones, con fines alejados a las bellas artes. Entre sus obras destaca la Matanza de los Inocentes, que recrea el pasaje de los Evangelios en el que Herodes manda matar a todos los niños menores de dos años nacidos en Belén, pero traslada la escena a una aldea flamenca nevada. Esta pintura pertenece a las Colecciones Reales británicas y decora el castillo de Windsor. Existe una copia en Viena.
Fue pintada durante el dominio de los Habsburgo en Flandes y muchas voces, sobre todo anglosajonas, interpretan este cuadro como una metáfora de la violencia infligida por el Duque de Alba en 1567, enviado por Felipe II para frenar las revueltas calvinistas. Serían, apuntan, una severa crítica a sus maniobras y a las políticas llevadas a cabo por el imperio español. Aseguran que hay muchos mensajes encriptados en el cuadro con los que el artista denunció la crudeza de los españoles e identifican a una de las figuras masculinas que luce barba blanca como Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel.
La obra está fechada alrededor de 1565, anterior a la rebelión contra el rey. Según el apunte biográfico que se puede leer en la web del Museo del Prado, firmado por Matías Díaz Padrón, la cercanía de Bruegel "al cardenal Granvela y a nobles próximos a la Casa de Austria contradice la oposición al sistema político de Felipe II" que muchos han querido señalar.
Homenajes
El artista flamenco murió en 1569 y su tumba descansa en Notre Dame de la Chapelle de Bruselas. Las principales colecciones de obras de Bruegel se conservan en el Museo de Historia del Arte de Viena y los Reales Museos de Bellas Artes de Bélgica. Mientras que en España presumimos de contar con un buen número de joyas firmadas por el Bosco, gracias a la devoción que demostró Felipe II, apenas tenemos de Bruegel el Viejo. El Museo del Prado atesora dos obras: El triunfo de la muerte y La fiesta del vino de San Martín.
Flandes homenajea al artista con una ruta por los enclaves cruciales en su vida y su carrera.
Además, la Biblioteca Real de Bélgica expondrá los grabados de Bruegel del 15 de octubre de 2019 y el 16 de febrero de 2020, una muestra crucial para entender su personalidad pues el artista flamenco fue más prolífico como grabador que como pintor.
En Madrid, el Palacio de Gaviria dedicará una exposición a toda la saga -Pieter Bruegel el Viejo, Pieter Brueghel el Joven, Jan Brueghel el Viejo, Jan Brueghel el Joven, Jan Peter Brueghel, Abraham Brueghel y Ambrosius Brueghel- del 2 de octubre al 12 de abril de 2020. Está compuesta por cerca de un centenar de piezas y llega a España tras su paso por Roma, París, Tel Aviv o Tokio.
Sin salir de casa, también es posible empaparse del maestro del siglo XVI gracias a Google Arts & Culture, que nos acerca a su figura y su obra.
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