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Juana la Loca, "metáfora del techo de cristal" para visitantes del Prado

La pinacoteca ha permitido que sus visitantes reinterpreten algunas de las pinturas más importantes que cuelgan de sus paredes.

Doña Juana la loca, de Francisco Pradilla | Museo del Prado

Hace dos meses el Museo del Prado ofreció la oportunidad a sus visitantes de reinterpretar las pinturas que cuelgan de sus paredes y de reescribir las cartelas que, junto a los lienzos, ofrecen una explicación somera de la obra en cuestión. La idea iba encaminada a rejuvenecer a la Institución, permitiendo que las nuevas generaciones aportasen con su visión renovadora los avances ideológicos e interpretativos que inevitablemente van surgiendo con el paso del tiempo. Sus promotores querían que el Prado no se quedase anclado en el siglo XIX, sino que entrase con frescura en la nueva era, despojado de los achaques de la edad y de sus atávicas costumbres.

Esta semana se ha cerrado el plazo para enviar las 'reinterpretaciones', como ha publicado el diario El País, y una de las obras que tendrán, a partir de ahora, una cartela alternativa, añadida a la tradicional, es Doña Juana la Loca, de Francisco Pradilla. En una entrevista con Ana Moreno, responsable del área educativa del Museo del Prado, el periódico recalca las palabras: "El público necesita otras narrativas. Hay relatos que deben aflorar e incorporarse a la voz del público, como los relatos de género y biográficos, de aspectos que en estos momentos no se hablan. Con esta medida, el museo puede cambiar". En ese sentido, el reportaje se hace eco de las diferentes opiniones enviadas por los participantes, y destaca de esa manera cómo interpreta hoy en día la gente el lienzo.

Algunos lo ven, por ejemplo, como "la perfecta metáfora del 'techo de cristal' de las mujeres; y (...) aseguran que "la leyenda de la locura no fue más que ‘un pretexto’, que fue Felipe el Hermoso quien ‘culmina la imagen de una reina estereotipada como inevitablemente juzgada por su condición de mujer'". Otros prefieren ser más literarios y adentrarse en la personalidad de la propia reina: "Quise contar mi verdad y nadie me escuchó. Nunca. Existí como me imaginaron otros. Sabed que viví y que aún debe escribirse mi historia"; mientras que unos pocos prefieren simplemente describir la escena con una mirada renovada: "Contempla absorta la escena y muestra la mirada de una mujer que, a pesar de todas las injusticias que sufrió, amó a su marido hasta el final".

Al final el texto escogido ha sido el de Santiago Mejías: "Usual ha sido la confusión entre la falta de cordura y el infatigable deseo de vivir. Hasta hoy, la locura ha sido un dardo en manos de la incomprensión y sinónimo de la soledad".

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