Tras el final de la II Guerra Mundial, París, como gran parte de Europa, se reconstruía política, social y económicamente. Pero aún así, la capital francesa "se consideraba un lugar de libertad donde las personalidades y las identidades individuales estaban permitidas" y, por lo tanto, mantenía intacto su magnetismo con los artistas. Continuaba siendo un lugar de referencia y estímulo para el arte moderno, con un clima favorable a la experimentación y al debate tanto artístico como político. No llegó a estar a la sombra de Nueva York.
El Museo Reina Sofía explora este complejo y diverso escenario en la exposición París pese a todo. Artistas extranjeros 1944-1968, un muestrario de las distintas tendencias creativas que surgieron en la ciudad durante la posguerra. Reúne a más de 200 obras de distintos estilos y formatos, muchas de ellas nunca vistas, firmadas por más de cien artistas de diversas nacionalidades –Pablo Picasso, Eduardo Arroyo, Pablo Palazuelo, Kandinsky, Eduardo Chillida, Claire Falkenstein, Victor Vsarely, Matta o Mohammed Khadda– que arrojan luz sobre la riqueza de esta etapa.
"La exposición tiene forma de relato, empieza con la muerte de Kandinsky, haciendo referencia al pasado, y con Picasso", explicó el director del museo Manuel Borja-Villel. Gracias a la organización cronológica de las salas, pueden apreciarse los cambios en los discursos y las respuestas de los artistas a las modas y las presiones políticas.
Durante la primera etapa se abrió un debate entre la abstracción y la figuración a la que vez que el surrealismo adquiere una renovada relevancia. Según avanza la década de los 50, aparecen obras más comprometidas e irrumpe el pop art. Por último, hay una apuesta por una figuración irónica y contestataria que prepara el camino a los acontecimientos de mayo del 68, con el que se pone fin a la muestra.
"En un momento en el que la deportación es un estado normal y Europa no sabe qué hacer con los inmigrantes, ver cómo París se convirtió en la capital cultural de Europa a través de la inmigración dota a la muestra de una dimensión actual además de historiográfica", expresó el comisario de la muestra, Serge Guilbaut. En este sentido, Manuel Borja-Villel destacó que, de esta exposición con la que el museo Reina Sofía cierra el año 2018, se puede extraer una lección para nuestros días acerca de los procesos migratorios.
La exposición contextualiza las obras con películas, periódicos, archivos y programas de radio de la época.
Ficha:
Lugar: Museo Reina Sofía
Comisario: Serge Guilbaut
Fecha: Hasta el 22 de abril de 2019