En Sevilla, en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (y, posteriormente, en la Alhambra de Granada) está teniendo lugar la exposición antológica "El paisaje y el lugar", de Carmen Laffon: sin duda, una de las mayores figuras de la pintura española actual.
El tópico la relaciona con Antonio López: por su calidad excepcional, por su singularidad, hasta por la dificultad para dar por concluídos sus cuadros, sobre los que vuelve, una y otra vez.
Justamente famosos son sus paisajes de la marisma, en la desembocadura del Guadalquivir: la maestría del dibujo se difumina en una sinfonía de colores, que bordea la abstracción. Las referencias son fáciles: los paisajes marinos de Turner, las Ninfeas de Claude Monet, las acuarelas de Fernando Zóbel... Si se me permite la broma, me recuerda, también, la letra del bolero de los Panchos: "El mar y el cielo se ven igual de azules / y, a la distancia, parece que se unen".
Esta parte de la exposición es la más conocida - y valorada - en la obra de Carmen Laffon. Curiosamente, también le fascinan la simplicidad de unas herramientas de taller (como a Tapies) e intenta la reproducción casi fotográfica de parras o espuertas con uvas, como podría hacer Antonio López. A nadie le gusta que le encasillen... Pero lo que nos sigue fascinando, en las obra de Carmen Laffon, son los líricos atardeceres en Sanlúcar: en eso, no tiene rival.