Polémica en Dinamarca por un tétrico retrato de la Familia Real

Una inesperada polémica ha salpicado a la familia real danesa. Y todo a colación del retrato de grupo, una esperada obra que fue encargada al artista Thomas Kluge, retratista oficial de la corte, que se tomó cuatro años para pintar la que iba a ser una de las grandes obras pictóricas de su carrera.

Ahora, después de haberse desvelado el resultado, la reacción ha sido bien distinta a la esperada por el autor.

La obra Kongehuset (Familia Real), presentada con motivo de una retrospectiva de los retratos reales del propio Kluge -y el primer retrato en grupo de la familia en más de un siglo-, ha sido fuertemente criticada por resultar demasiado oscura y hasta siniestra, justo la intención opuesta de lo que debería ser un retrato de una Familia Real.

El lienzo muestra a la reina Margarita y su esposo Enrique de Laborde con sus dos hijos, el heredero Federico y Joaquín, en una sala del Palacio de Fredensborg. Además, también aparecen sus nueras Mary y Marie y sus ocho nietos. El príncipe Cristian, hijo de Federico y futuro rey del país, se adelanta a todos ellos y mira al espectador con un aspecto inesperadamente terrorífico.

El cuadro trata de imitar la disposición de los personajes del retrato del rey Christian IX, como lo demuestra el fondo común de todos ellos del paisaje en ruinas pintado en el siglo XVIII por Jacopo Fabris. Pero incluso esto parece haber sido interpretado de manera opuesta. Se trata de una imagen en ruinas que, más que crear una imagen evocadora, debido al tono general del lienzo parece anticipar un país en ruinas.

Los críticos de arte del país acusan al retratista oficial de los reyes de querer "predecir la caída de la monarquía". La polémica está servida.