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Muere Pascual González, poeta de las sevillanas

Pascual, que ocultaba a la curiosidad periodística su pasado amoroso, se había casado en tres ocasiones y tenía cuatro hijos.

Pascual González | Archivo

Conmoción en Sevilla por la muerte a los setenta y un años de Pascual González Moreno, alma del destacado grupo Cantores de Híspalis, del que fue no sólo creador, sino compositor y cantante de sus mayores éxitos. Un artista muy comprometido socialmente y a su vez ferviente seguidor de la Semana Santa sevillana. Bohemio e inspirado autor no solo de sevillanas, también de coplas aflamencadas, saetas, villancicos y espectáculos religiosos, el último de ellos "Cristo, Pasión y Esperanza", que hubo de suspenderse ya hace días, cuando estaba previsto que se representara durante la inmediata Cuaresma en distintas ciudades andaluzas. Pascual, que ocultaba a la curiosidad periodística su pasado amoroso, se había casado en tres ocasiones y tenía cuatro hijos.

La vida de Pascual González es la de un andaluz ocurrente, relacionado con cuantos se encontraba a su paso, de zigzagueante y aventurera existencia, lo que le llevó a pasar apuros económicos. En su huída hacia adelante acabó una temporada en Dinamarca, donde supongo pudo por lo menos ganarse la vida con una guitarra, recordando el folclore de su tierra de nacencia. A su vuelta en Sevilla, capital de us amores, dióle por reunir a unos cuantos amigos de copas y confidencias para crear en 1976 un conjunto que se llamó Los Macarenos. Germen de lo que después serían Cantores de Híspalis. Con el paso de los años la formación sufrió alteraciones, ocho en total. En la de los fundadores estaba Rafael Ojeda, que falleció, padre del hoy popular Falete. Cantores de Híspalis significaron una renovación de las sevillanas, con una aportación instrumental diferente a la de otros grupos, pues no sólo contaban con guitarras, sino con elementos de percusión y arreglos más originales. Y, lo más importante también: letras de contenidos bien diferentes a los de las sevillanas convencionales y clásicas de siempre, tanto las corraleras o las que ensalzan el Rocío. Modernizaron, en una palabra, sus contenidos. Baste decir, a modo de ejemplo, que llegaron a ser acompañados por la mismísima Orquesta Filarmónica de Londres.

Pascual González era el líder de Cantores de Híspalis. Se ocupaba prácticamente de casi todo, sin desmerecer la relevancia de sus compañeros. Físicamente era conocido por su mostacho, ya blanquecino en los últimos tiempos. Del repertorio más comercial del grupo destacan dos títulos: "A bailar, a bailar" y "Que no nos falte de na". Vino al mundo en el sevillano barrio de la Calzada, donde le dedicaron justamente una calle. Cantó muchas veces a su hermandad de San Benito, sin importarle también hacerlo con alguna otra cofradía. Y desde luego veneraba la Virgen del Rocío. Ahí estaba su marcha "Rocío, cuanto te quiero", Marchas procesionales de su caletre fueron muchas, entre las mil composiciones registradas con su nombre en la Sociedad de Autores.

Lo que siempre llevó en el alma como un desdén injusto era que nunca lo hubieran invitado a ser pregonero de la Semana Santa sevillana, a la que todos los años cantaba con sus propias creaciones. Olvido imperdonable, ciertamente, conocida su sevillanía y su talento para evocarla. En beneficio de otros que no podían disputarle lo que él creía eran sus derechos. Aunque no sólo se dedicó a componer piezas de contenido religioso, pues firmó piezas melódicas-pop para intérpretes como Paloma San Basilio y otros. Orgulloso de ser seguidor del Betis, al que dedicó un himno.

Cantores de Híspalis se disolvieron mediados los años 90. Cada uno de sus componentes siguió actuando por su cuenta, incluyendo a Pascual, como solista. Pero les entró más tarde un golpe de nostalgia, reagrupándose en el 2000. Para entonces se decidió que pasarían a llamarse Pascual González y Cantores de Híspalis. Era de justicia.

Llegado 2018 a Pascual González le diagnosticaron un cáncer de laringe. Se sometió nada menos que a diecisiete operaciones quirúrgicas. Se fue recuperando. Pero ya su voz se apagaba poco a poco. Lo ingresaron hace pocas semanas en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, donde ha fallecido. No pudo superar la última intervención. La capilla ardiente con sus restos mortales quedó instalada en uno de los salones del Ayuntamiento. Varios miles de sus admiradores le rindieron su último tributo.

Apenas se sabía de su vida íntima. Nos costó averiguar que se había casado en tres ocasiones, la última con María Dolores Vergés, con la que llevaba unido más de veinte años. Era padre de cuatro hijos, dos con su primera esposa, otro con la segunda y uno más con la tercera. En ese apartado sentimental, Pascual González prefirió siempre ser discreto y no dar tres cuartos al pregonero, léase periodista que pudiera interesarse por sus amores. Un gran artista, un sevillano de los pies a la cabeza. Lo han llamado "El músico que puso a España a bailar sevillanas", hipérbole a todas luces. "Trovador de Sevilla". "El eterno pregonero, poeta y cantor". Era todas esas cosas a fuerza de su gran inspiración, volcada noche y día en sus historias de siempre. Descanse en paz.

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