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"Después de 'La fiesta del Chivo', ¿tiene sentido 'Tiempos recios'?"

Andrés Amorós analiza la nueva novela de Vargas Llosa, que recuerda la época y el escenario ya tratada en su texto sobre la dictadura de Trujillo.

"Después de La fiesta del Chivo, ¿es un acierto volver ahora al mismo escenario?", se pregunta Federico Jiménez Losantos refiriéndose a Tiempos recios (Alfaguara), la última novela de Mario Vargas Llosa. Para responderle se encuentra a su lado Andrés Amorós, que ha traído desmenuzado a Es la mañana de esRadio, precisamente, ese "ensayo político, más que novela", que parece el libro.

"Se trata de una biografía y una reivindicación del presidente de Guatemala Jacobo Árbenz", explica el crítico. Su historia política comenzó en 1944, cuando, después de la Revolución que terminó con la destitución de Federico Ponce Vaides, él ejerció de ministro de Defensa en el gobierno de Juan José Arévalo. Al terminar dicha legislatura, en 1950 ganó las elecciones, y ostentó el cargo de presidente del país hasta 1954, año en el que una nueva revolución acabó con él. Sus profundas reformas sociales, en concreto la Reforma Agraria, que pretendía terminar con las desigualdades y aportar oportunidades a los indígenas pobres —que constituían el 70 por ciento de la población guatemalteca—, sirvieron para hacerle pasar por comunista a ojos de Estados Unidos, y terminaron costándole el puesto.

"Pero Vargas Llosa se empeña en explicar por activa y por pasiva que Árbenz no era comunista". La tesis del libro, según explica Amorós, viene a decir que fue Estados Unidos, y más en concreto la CIA, espoleada por la archiconocida United Fruit, la que presentó al presidente falsamente como comunista. "El libro es un análisis del poder terrible que tiene la propaganda y cómo la manipulación de la verdad puede terminar provocando acontecimientos gravísimos".

"Sin embargo", apunta Amorós, "lo curioso es que siendo una reivindicación del presidente depuesto, éste aparece bastante poco en la novela". El protagonismo está repartido entre varios personajes, y ninguno de ellos representa al héroe. "El único, en todo caso, sería el propio destino trágico de Árbenz, que ingenuo, bienintencionado, se equivoca al querer implantar una democracia al estilo estadounidense en Guatemala". Al final, el centro de la trama terminan siendo los villanos: "Por un lado el director general de Seguridad guatemalteco Enrique Trinidad Oliva, y por otro el dominicano Abbes García, además de la ambiciosísima Martita".

"Se trata de una novela sólida, interesante, aunque tampoco genial. Los mejores pasajes son en los que vuelve a aparecer Trujillo, con su familia", resume el crítico. Como puntos fuertes, el estilo de Vargas Llosa, "que nunca deja frases bonitas. Es un narrador eficaz", y "una especie de juego metaliterario al final de la novela, cuando el narrador se entrevista con un personaje". También el mensaje final del libro: "La idea de que esta historia, provocada por la mentira de las fake news, terminó cambiando el destino de todo el continente hispanoamericano, ya que produjo una oleada de rechazo al capitalismo y a Estados Unidos que empujó a muchos de esos países al otro bando de la Guerra Fría". Como punto menos fuerte, "la falta de sorpresa. No es una novela sorprendente. Es sólida, sí, pero no mucho más".

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