Colabora
Rosa Belmonte

El elegante hombre en la nariz de Lincoln

Hubo una escena en 'Con la muerte en los talones' que no se filmó. Hitchcock quería que Cary Grant, mientras se escondía bajo la nariz del presidente Lincoln, estornudara.

Con la muerte en los talones | MGM

A Greta Thunberg la dejarán entrar a la ONU, que para eso se ha ido en un barco de nombre extranjero. A Cary Grant no le dejaron. Hay que fuck yourself. Con el traje que llevaba en Con la muerte en los talones (1959) tendrían que haberlo dejado entrar en cualquier sitio. Hasta en el vestidor del duque de Edimburgo.

Hay un texto de Todd McEwen que se publicó en Granta titulado ‘El traje de Cary Grant’. Sostiene en el texto que Con la muerte en los talones no es una película sobre qué le pasa a Cary Grant sino sobre qué le pasa a su traje. Eva Marie Saint contó que a Hitchcock no le gustaba el vestuario que el estudio había diseñado para ella, la acompañó a Bergdorf Goodman y eligió personalmente la ropa que llevó en la película. Sin embargo, a Cary Grant le dejó elegir su propio vestuario. No había problema en dejarlo suelto en ese aspecto. Además, Grant tenía estipulado en su contrato que se podía quedar con todo lo que vistiera en la película. Era un agarrado. Eva Marie Saint descubrió cuando estaban rodando en el Monte Rushmore que cobraba quince centavos por autógrafo. Poco me parece.

Con la muerte en los talones (North by Northwest) ha cumplido 60 años. Cinco más que los que tenía entonces Cary Grant. Él mismo pensaba que era demasiado viejo para el papel. Lo de las edades es curioso (y conocidísimo es que Jessie Royce Landis, que hacía de madre de Grant, era sólo siete años mayor que él). James Stewart quería hacer de Roger Thornhill. Hitchcock quería a Grant. Tampoco quería decepcionar a Stewart, así que se esperó a que este se comprometiera con Anatomía de un asesinato de Preminger para ofrecerle el papel, sabiendo que tendría que rechazarlo. Además, estaba convencido de que parte de los problemas que había tenido a la hora de conseguir financiación para ‘Vértigo’ tenían que ver con que Stewart parecía demasiado mayor. Lo gracioso es que Cary Grant era cuatro años más viejo que Stewart. Pero también para los hombres vale lo de David Trueba en Blitz. La edad va por un camino. La belleza, por otro.

Volviendo a la ONU, como no obtuvo permiso, la entrada de Roger Thornhill en el edificio Hitchcock la grabó de extranjis desde el otro lado de la calle. Y el interior fue reproducido en estudio. El plano del avión se hizo con un avión de verdad, pero la casa de Frank Lloyd Wright era falsa. Hitchcock quería una casa del arquitecto y le hicieron una imitación, por dentro y por fuera, en Culver City, en los estudios de la MGM.

La historia del ejecutivo Roger Thornhill que es confundido con un inexistente agente del gobierno llamado George Kaplan se la sugirió a Hitchcock el periodista Otis L. Guernsey. Le recordó la Operación Mincemeat, que tuvo lugar durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la Inteligencia británica pretendía convencer a los alemanes de que el desembarco aliado de Sicilia se haría en Grecia y en Cerdeña. Pero esta historia tal y como sucedió (o algo así), con un cadáver hallado en Punta Umbría con presuntos documentos secretos, se contó en la película ‘El hombre que nunca existió (1956) y la ha contado Ben MacIntyre en un libro. El guión de Ernest Lehman, que trabajó en la historia con Hitchcock, fue por otro lado. El director estaba entusiasmado. Le dijo al guionista que era como si el público fuera un órgano gigante y ellos lo estuvieran tocando. Como si los espectadores tuvieran electrodos y ellos estuvieran apretando botoncitos. Provocando reacciones. Ooooh, aaaah.

Según Martin Landau, él tomó la decisión de que su personaje fuera gay y estuviera enamorado de Phillip Vandamm (James Mason, que participaba en una película de Hitchcock después de ser mencionado como villano ideal en La soga). Hitchcock confiaba en él. Martin Landau se fijó en que el director daba indicaciones a Cary Grant, Eva Marie Saint y James Mason y le preguntó que por qué a él no. Le contestó que no hablaba con los actores que lo hacían bien, sólo con los que estaban haciendo algo mal.

Hubo una escena que no se filmó. Hitchcock quería que Cary Grant, mientras se escondía bajo la nariz del presidente Lincoln, estornudara. Pero los guardias del Monte Rushmore no lo permitieron. ‘El hombre en la nariz de Lincoln’ fue un título broma utilizado durante el rodaje. Esto no lo pudo rodar de extranjis.

Ver los comentarios Ocultar los comentarios

Portada

Suscríbete a nuestro boletín diario