Estos mexicanos se ponen a pedir y no hay quien los pare. López Obrador, que nos disculpemos ante los pueblos originarios; Angélica Rivera, 35 coches. ¿Va a poner la escudería La Gaviota? López Obrador dice que él como presidente de México, el rey Felipe y el Papa deberían pedir perdón a los pueblos originarios y a otras minorías. Hasta a los chinos. Por supuesto, en Podemos se han puesto del lado del mexicano. Lo que dice Monedero: "Harán un escándalo con algo que es de sentido común: pedir disculpas por las atrocidades que enriquecieron a España matando a millones de indígenas, esclavizándoles, llevándonos las riquezas y poblando luego el continente con esclavos de África. Que López Obrador tiene razón. Lo que dice Ione Belarra: "López Obrador es el digno presidente de México. Tiene mucha razón en exigirle al Rey que pida perdón por los abusos de la ‘Conquista’. Si Gobierna Podemos habrá un proceso de recuperación de la memoria democrática y colonial que restaure a las víctimas". Memoria democrática, madre mía. Con Hernán Cortés. Al menos, el Gobierno rechaza con firmeza los argumentos del mexicano. Asegura Pablo Echenique que a ellos les salen muy bien las campañas electorales. Sí, que sigan por ese camino, que Sánchez se los va a comer de un bocado.
No vamos a volver otra vez sobre la Leyenda Negra (o a que nos acusen de promover la Leyenda Rosa). No sé, que escuchen a Elvira Roca en esRadio o la lean en Libertad Digital: "Cortés llegó primero con 500 hombres. Y a Tenochtitlán sólo con 300. ¿Quién conquistó Tenochtitlán? Pues los totonacas y los tlaxcaltecas fundamentalmente, que eran como 80.000. Esa victoria contra la tiranía azteca siempre se la atribuyeron los propios pueblos indígenas, por cierto, que consideraron que Hernán Cortés les había ayudado, nada más. Es con estos pueblos con los que se firman pactos que duran siglos, en los que existieron poquísimos altercados. México entonces gozó de un periodo larguísimo de paz y prosperidad que nunca más ha vuelto a tener". O que escuchen a Iván Vélez o lean La conquista de México (La esfera de los libros), por citar una publicación reciente. Tira de las crónicas antiguas. ¿Quién no quiere leer cómo los niños eran cocidos y comidos? Por los pueblos originarios, claro. Y cómo no va a haber desmanes en una conquista, pero no un genocidio como algunos pretenden. Bernal Díaz del Castillo cuenta cómo a sus compañeros capturados en la Noche Triste "los aserraban por los pechos y les sacaban los corazones bullendo".
Esos corazones bullían de verdad. A veces lo hacen metafóricamente. Así debe de estar el de Angélica Rivera, la ex de Peña Nieto (el presidente mexicano anterior). Como diría la cerdita Peggy, sólo el tiempo puede curar un corazón destrozado, al igual que sólo el tiempo puede curar sus piernas y brazos partidos. La Gaviota, ese personaje con cuyo nombre se quedó tras interpretarla en Destilando amor (versión mexicana y tequilera de la colombiana Café con aroma de mujer), ha decidido romper piernas y brazos también metafóricamente en sus peticiones de divorcio. Sus exigencias superan a las de cualquier telenovela. 35 coches (buenos, claro) y, sobre todo, vuelos privados para ella y sus familiares durante 12 años para que puedan viajar sin ser objeto de burla por parte de los pasajeros en aviones comerciales. Amárrame los pavos. Angélica Rivera no cae muy bien en México, pero, vaya. Yo entiendo que le pase como a aquella que salía en Mujeres ricas y decía que "cuando vuelas en privado ya no puedes hacerlo más en comercial". ¿Y por qué 12 años? ¿Es una medida totonaca del olvido?
A La Gaviota le debe de pasar como a Roseanne Barr. "No estoy disgustada por mi divorcio. Estoy disgustada por no ser viuda".
Primero los portugueses apropiándose de la vuelta al mundo de Magallanes y Elcano. Ahora, López Obrador exigiendo perdones. Como si no tuviéramos en España problemas actuales de los que preocuparnos. No sé, de Franco.