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Rosa Belmonte

Mis zorras

En el fondo, mis bitches, la fuerza de la palabra está en quién la dice y con qué intención.

En el fondo, mis bitches, la fuerza de la palabra está en quién la dice y con qué intención.
Olivia Colman recibe el Globo de Oro a Mejor Actriz por 'La favorita'. | Cordon Press

Olivia Colman recogió su Globo de Oro por La favorita (la esperadísima película de Yorgos Lanthimos) y se acordó de sus compañeras de reparto, Emma Stone y Rachel Weisz, para darles las gracias. "My bitches, Emma and Rachel, thank you. Every second of working with you girls was such a joy". Vaya, que se lo han pasado pipa en el rodaje de lo que tiene pinta de ser el gran acontecimiento cinematográfico de 2019. Olivia Colman es aquí también una reina, pero esta de salud mejorable y cabeza inestable, nada que ver con su Isabel II de The Crown. Estamos a principios del siglo XVIII en Inglaterra, que está en guerra con Francia. Rachel Weisz es Lady Sarah, que gobierna por la reina. Y aparece Abigail (Emma Stone), una criada con pasado de cuna meneada. Abigail es, además, muy ambiciosa. La película es un drama histórico pero también una comedia sexual.

Después de ese "bitches" salió Shonda Rhimes y escribió en Twitter: "Creo que cualquiera que da las gracias a sus 'bitches' en un discurso es de mi equipo. Ven a casa, Olivia Colman". Y todos jaleamos esa posible colaboración y esas palabras de cariño. De zorra a zorra, taconazo. Hubo otro "bitch" que no se tomó tan bien, incluso fue desmentido por quien supuestamente lo dijo. Chrissy Metz, la actriz de This is us, estaba en la alfombra roja siendo entrevistada y llegaba Alison Brie (de Glow). Los entrevistadores le preguntaron si conocía a Alison Brie. "¿Que si la conozco? Es una zorra". Pero luego aclaró que no dijo bitch sino babe (se traduciría como un piropo a su físico).

Helena Andrews, siguiendo un sketch de Tina Fey y Amy Poehler en el Weekend Update de Saturday Night Live tituló un libro de memorias Bitch is The New Black. El diálogo de Tina Fey y Amy Poehler tuvo lugar cuando Obama y Hillary se disputaban la presidencia de los Estados Unidos. "Y finalmente, la más importante noticia sobre mujeres es que tenemos la primera candidata presidencial seria en Hillary Clinton. Y sí, las mujeres han llegado tan lejos como feministas que no se sienten obligadas a votar a una candidata sólo porque sea una mujer. Las mujeres se sienten perfectamente libres de elegir lo que Oprah les diga, lo que nos lleva a la cuestión de por qué hay gente abandonando a Hillary por Obama...". Y ya llegando al final, señala Tina Fey: "Quizá lo que más me molesta es esa gente que dice que Hillary es una zorra (bitch). Déjenme decirles algo acerca de eso: sí, es una zorra. Y yo también, y esta (señalando a Amy Poehler)". Y más tarde acaban con el grito de "Bitch is the new black".

En el interesantísimo Palabra por palabra (Capitán Swing), la léxicografa Kory Stamper, de los Merrian-Webster de toda la vida, explica la historia de la palabra bitch. Que cuando Shakespeare la utiliza en Las alegres comadres de Windsor la acepción de "mujer lasciva" había calado en el idioma. Que es Samuel Johnson el primero en incluir la palabra en su diccionario de 1755. La definió como "insulto para la mujer". En 1785, Francis Grose en A Classical Dictionary of the Vulgar Tongue escribe esta entrada: "Hembra del perro, perra; el apelativo más ofensivo que pueda darse a una mujer inglesa, incluso más provocador que puta". Webster prefirió la definición de Johnson para su American Dictionary de 1828.

Damos un salto muy grande y nos plantamos en 1968, cuando Jo Freeman escribió The BITCH Manifesto (se publicó en 1970), en lo más agitado de la segunda ola del feminismo. El mismo año en que se creó el manifiesto se imprimió por primera vez la palabra sexism. Lo que Jo Freeman hizo mucho antes que Tina Fey u Oliva Colman fue decidir que era "hora de asumir el control de una palabra singular que se venía aplicando a las mujeres". Esa recuperación lingüística forma parte, escribe Stamper, de muchos movimientos identitarios. Tomar un insulto incendiario y utilizarlo como seña de orgullo. Pasó también con queer (pasando al español, los homosexuales que se llaman maricón unos a otros). Por supuesto, siempre hay quien está en contra. En el caso de bitch, aunque muchas mujeres recuperaran la palabra en los 60 y 70, otras lo rechazaron porque si normalizabas bitch normalizabas el sexismo.

En el fondo, mis bitches, la fuerza de la palabra está en quién la dice y con qué intención.

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