"El nacionalismo catalán, que lleva actuando silenciosamente décadas, tal vez durante un tiempo se vio tapado por la virulencia de ETA y el nacionalismo vasco. Ahora ETA ya no está y Cataluña ocupa todas las portadas, pero el nacionalismo no ha menguado en el País Vasco, y sigue impregnándolo todo". Al otro lado del teléfono habla Iñaki Arteta, cineasta, fotógrafo y autor de una buena cantidad de documentales, muchos centrados en la realidad del terrorismo y la situación de las víctimas durante aquellos años de coches bomba y cartas de amenaza y extorsión. La razón de la llamada tiene que ver con su nuevo proyecto, que llevará por título Descendientes, y por el que está pidiendo financiación para poder estrenarlo a finales de 2019, "si las cosas van bien".
"La idea de Descendientes es centrarnos en dos líneas", explica. "Por un lado en la huella que ha dejado el terrorismo tanto en el País Vasco como en Navarra, y por otro, profundizar en cómo no ha cambiado nada el signo político después de que ETA dejara de matar". Arteta quiere mostrar una realidad "silenciosa". Esa "supremacía nacionalista que continúa tratando de construir una sociedad homogeneizada", en la que todo debe pasar por "unos filtros específicos". "Los nacionalistas no gobiernan para construir carreteras, por ejemplo. Gobiernan para impregnarlo todo de nacionalismo, y los no nacionalistas acaban a merced del miedo y de la ley del silencio", asegura, antes de enfatizar su mensaje: "Todo sigue ese juego político extraño, por el cual se jactan de utilizar las herramientas democráticas pero a la vez van socavando los propios cimientos de la democracia española".
En ese sentido, y como síntoma que sirve para entender mejor el problema del País Vasco, Arteta hace hincapié en el papel de las víctimas. "Durante muchos años soñábamos con que cuando acabase ETA las cosas volverían a la normalidad. Que se podría hablar de todo. Que las víctimas vivirían en la posición social que se merecen, y que los asesinos, y aquellos que les apoyaron, acabarían donde se merecen también. Pero eso no ha pasado". Por eso en este nuevo proyecto quiere hacer algo "totalmente distinto" a sus trabajos anteriores. "No va a ser un documental que se centre tanto en el pasado. Queremos acercarnos al presente, para ver cómo se vive ahora".
Para ello tiene en mente "acercarse a los puntos más sensibles de la realidad vasca: educación, política… Analizar qué se les cuenta a los niños; cómo se vive en un pueblo como Alsasua, por ejemplo; cómo el brazo político de ETA está ahora en las instituciones y, a raíz de eso, ver también la posición en la que se encuentran las víctimas, que tienen que ver a esas personas ostentando cargos en los ayuntamientos de sus propios pueblos". En estos momentos se encuentra en plena fase de financiación. "Con la ayuda de la Fundación Villacisneros, que ya nos ayudó en la última película, hemos conseguido algo para arrancar, pero ahora estamos haciendo un crowdfunding para poder llevar todo el proyecto a buen puerto". Su intención es recaudar un total de 150.000 euros; "comenzar a hacer el documental a principios del año que viene y estrenarlo durante el último trimestre de 2019. Esos son nuestros planes más optimistas".