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Varios objetos de Ana Frank completan la exposición 'Auschwitz.No hace mucho.No muy lejos'

La exposición itinerante "Auschwitz. No hace mucho. No muy lejos" ha recibido la cesión de tres objetos de la Casa de Ana Frank.

La exposición itinerante "Auschwitz. No hace mucho. No muy lejos" ha recibido la cesión de tres objetos de la Casa de Ana Frank.
El libro de botánica que recibió Ana Frank en su último cumpleaños, en Canal | Cordon Press

"Mi cumpleaños ha terminado otra vez, de modo que tengo ya quince años", escribió en su diario Ana Frank, una vez hubo concluido el último aniversario de su vida. "Me han regalado un montón de cosas papá y mamá: los cinco tomos de la Historia del arte de Springer, un conjunto de ropa interior, dos cinturones, un pañuelo, dos yogures, un tarro de mermelada, dos pasteles de miel (de los pequeños) y un libro de botánica". Hoy, ese mismo ejemplar sobre plantas, el último regalo que recibió la víctima del Holocausto más recordada, se encuentra en Madrid. Junto a él, otros dos objetos cercanos a la niña durante su reclusión han sido cedidos para completar la exposición itinerante "Auschwitch. No hace mucho. No muy lejos", que lleva en el Centro de Exposiciones Arte Canal desde diciembre de 2017.

En la primera página del libro de botánica, convenientemente abierto dentro de la vitrina, se puede leer la firma de Ana Frank; la fecha: 12 de junio de 1944; y una palabra: "Anexo". El "anexo" secreto era en realidad el refugio en el que llegaron a vivir dos familias y un vecino. Una serie de pequeñas estancias conectadas a una fábrica y separadas de ella por una estantería manipulada para hacer las veces de puerta giratoria. El tirador de madera diseñado por el señor Johan Voskuijl para facilitar la apertura de la librería es otro de los objetos cedidos que ahora se encuentran en Canal. "Nuestro escondite sólo ahora se ha convertido en un verdadero escondite", escribió la niña después de que terminase de colocarse la falsa puerta. Pegado a él, en la urna transparente, completa el trío una fina guía con título en español: Cómo hay que visitar Holanda, un objeto que perteneció a Fritz Pfeffer, el vecino que compartió aislamiento con Ana en aquella época. Él, según explica el catálogo de la muestra, en ese momento estaba intentando aprender español porque tenía pensado establecerse en Chile una vez acabase la guerra para montar un criadero de caballos; y de hecho llegó a firmar el ejemplar en castellano, escribiendo Alfredo Pfeffer.

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Tirador de madera que servía para abrir la puerta secreta del refugio

Símbolos del Holocausto

"Auschwitz y Ana Frank son dos de los símbolos del Holocausto, y es interesante que una exposición recoja aspectos de ambos", explicó ayer delante de la muestra Teresien da Silva, jefa de colecciones de la Casa de Ana Frank. Se trata de una asociación sin ánimo de lucro que se encarga de la conservación tanto de los objetos de la familia Frank como del refugio en el que vivieron durante dos años y medio, en Ámsterdam. Además, también trabaja en "la difusión necesaria de su relato, desarrollando material educativo que advierte del peligro del racismo y del antisemitismo y aboga por una defensa de la libertad de derechos y de la democracia". Ellos son precisamente los que han cedido unos objetos que prácticamente no han salido nunca de Holanda. "Creo que a nosotros nos hacía falta ampliar la perspectiva, dando a conocer más en profundidad la vida dentro del campo de concentración. En definitiva, fue la etapa siguiente para Ana, esa que no pudo quedar reflejada en su diario", continuó.

La vida de los refugiados que no pudieron escapar de Europa a tiempo, y que se vieron obligados a esconderse para no ser deportados y asesinados "muestra perfectamente la violación de derechos y libertades que sufrieron millones de personas, y que encontró su máxima expresión en Auschwitz". Por ello precisamente la exposición ha querido incluir el testimonio de Ana Frank, como forma de desbordar las propias barreras del campo de exterminio y de mostrar la represión nazi de una forma más amplia. Varias secciones de la muestra, por ejemplo, ya se centraban en la exclusión paulatina que vivieron los judíos durante los años previos al estallido del conflicto bélico. Tan solo faltaba el relato de los judíos que tuvieron que vivir la guerra escondidos, para no acabar precisamente en campos de exterminio. "Nosotros estamos muy satisfechos por esta colaboración", explicó Luis Ferreiro, director de la exposición en Madrid. "Era la única gran asociación del Holocausto con la que no habíamos tenido contacto, por lo que ahora la muestra está más completa que nunca".

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Guía turística en español de Fritz Pfeffer

En una de las últimas entradas del famoso diario, quedó para la posteridad una reflexión, recogida intencionadamente por Teresien da Silva al inicio de su intervención: "Llegará un momento en que esta horrible guerra acabará, y nosotros podremos volver a ser humanos, y no únicamente judíos". "Poco después Ana fue detenida y deportada a Auschwitz, donde murió".

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