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Recuperando a Xaudaró, el dibujante "afrancesado" que triunfó en España

El Museo ABC repasa la evolución artística de un viñetista pionero; el más prestigioso de principios del siglo pasado

El Museo ABC repasa la evolución artística de un viñetista pionero; el más prestigioso de principios del siglo pasado
Exposición de Joaquín Xaudaró en el Museo ABC

"Cuando apareció Mingote, dentro de la familia Luca de Tena se dieron una serie de discrepancias. Algunos querían publicar una viñeta diaria suya, como al final se hizo, pero otros consideraban que aquello era atentar contra la memoria de Joaquín Xaudaró, el gran viñetista español que había triunfado en la casa". El final de la historia es de sobra conocido. Hoy en día el nombre de Mingote ha terminado por eclipsar al de su maestro viñetista, pero para Felipe Hernández Cava, comisario de la exposición Joaquín Xaudaró. La buena gente, las cosas no son tan sencillas.

"Xaudaró fue un pionero. De los primeros que impulsaron el dibujo y las historietas dentro de España. Y, sin lugar a dudas, fue el más prestigioso de su generación", comenta al mismo tiempo que va deteniéndose en cada uno de los casi doscientos dibujos que pueden verse desde el pasado 4 de abril en el Museo ABC. En los fondos del periódico cuentan con alrededor de 7.000, por lo que la labor de selección ha sido la parte más laboriosa de la preparación de la muestra. "Sobre todo he intentado mostrar todas sus sensibilidades", explica el comisario, "hacer un repaso a todas sus épocas y permitir que pueda verse claramente su evolución".

Joaquín Xaudaró nació en Filipinas en 1872, debido a la profesión de su padre. Allí vivió once años antes de regresar a España. "En esa época descubrió el virtuosismo técnico de los estampadores japoneses, como Kono Barei o Imao Keinen, y su sentido de lo decorativo en lo tocante tanto al colorido como a la elección del punto de vista". Con 25 años decidió dedicarse por completo a su pasión de dibujante, pese a las reticencias de su familia, que no veía con buenos ojos las bohemias inclinaciones del joven. "En esta exposición tenemos prácticamente todas sus épocas. La única que nos falta es la que corresponde a sus primerísimos años en Cataluña. Su periodo de aprendizaje".

De esa manera, la muestra ha sido divida en tres secciones: Los primeros años en Madrid (1898 - 1908), Los años de París (1908 - 1916) y El éxito en Madrid (1921 - 1933). Los títulos ya dan una idea de su trayectoria vital. Llegó a la capital a finales de siglo y desde sus principios comenzó a trabajar en la revista Blanco y Negro y en el diario ABC; así como en diferentes publicaciones como Gedeón o el suplemento infantil Gente Menuda. "Hacía de todo, en realidad. Todo lo que le pidiesen: Anuncios, viñetas, chistes… Aunque en lo que fue un pionero fue en las historietas".

Su colorido pulido y su dibujo detallista le llevaron a ser considerado un "afrancesado", y a ser menospreciado por el público. "En 1908 quiso probar suerte en París. Debió pensar que ya que en España le veían como un francés, en Francia no le sería difícil hacerse un hueco". Las cosas, sin embargo, no le salieron como esperaba. "No triunfó tanto como había imaginado. Los franceses le veían como un imitador extranjero. Así que se quedó en tierra de nadie". "En lo que sí que destacó fue en sus pequeños apuntes de la vida parisina. En sus dibujos costumbristas".

Con el estallido de la primera Guerra Mundial regresó a España, y después de unos años de disipación, en 1921 decidió que era el momento de ponerse manos a la obra. "Por aquellos años habían aparecido nuevas figuras y él vio que le estaban comiendo la tostada. Volvió a ABC y comenzó a hacer su viñeta diaria que catapultó su prestigio".

El perro, la firma de su éxito

Uno de los reclamos que afianzaron su imagen fue la del perrito que solía dibujar. "La historia es divertida. Lo cierto es que el odiaba los perros, pero a Torcuato Luca de Tena le gustó mucho una viñeta suya en la que un perro intentaba engañar a un policía, y le obligó a meterlo, a partir de entonces, en el resto de publicaciones que hiciese". De esa manera se pueden ver los malabares que tuvo que inventar para meter al recurrente perrito en sus historias.

"Pero eso le vino bien. El perro se hizo tan famoso que Xaudaró pudo aprovecharse de toda una industria que se generó para explotar su imagen". En la exposición pueden verse vasos decorados con su dibujo, y otros utensilios que se vendieron a principios de siglo en España.

Esa última época madrileña fue la de su consagración. Se hizo famoso y se convirtió en el dibujante más prestigioso del país. "Y eso que sus chistes nunca fueron especialmente buenos. En lo que destacó siempre fue en sus dibujos costumbristas, en los que retrató todas las clases sociales de la época y la vida cotidiana de la gente a principios de siglo".

También, aunque no solía posicionarse políticamente, en la exposición pueden verse algunas críticas que realizó al régimen soviético, del que caricaturizaba, sobre todo, la extrema pobreza a la que estaba sometida la población.

Xaudaró también gustó de dejarse plasmado a sí mismo en sus dibujos. En muchas de sus viñetas expuestas podemos verle, siempre, acompañado de su botella de ginebra y de su cajetilla de cigarrillos. "Era un gran bebedor y un fumador empedernido. Eso fue lo que le mató. Y siempre se representó acompañado de su botella inseparable".

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