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Camps, 'Un buen tío' para Arcadi Espada

El periodista abordó temas como la posverdad y la manipulación de los medios durante la presentación de su nuevo libro.

"Cuando saltó todo lo de los trajes de Camps, yo ya escribí algunas columnas en El Mundo sobre el tema, perplejo ante la abultada cobertura que estaba recibiendo un caso tan irrisorio". Arcadi Espada charló ayer, miércoles 11 de abril, con su íntimo amigo, el abogado Javier Melero, ante una concurrida sala durante la presentación de su nuevo libro, Un buen tío. La librería Neblí, situada en la calle Serrano de Madrid, se convirtió entonces en un aula improvisada, donde dos maestros de sus respectivos oficios hablaron de cosas tan recurrentes como la posverdad, la importancia del periodismo y la responsabilidad de los profesionales que, a su juicio, cada vez parecen peor preparados ante los retos que las nuevas formas de comunicación han sacado a la palestra.

Arrancó el acto con una intervención del editor, Francisco Martínez, que destacó el carácter "valiente y a contracorriente" del libro. Después de una década del estallido del caso, la opinión pública sigue creyendo en la culpabilidad de Francisco Camps, y nadie se acuerda de que ganó el caso y de que fue absuelto por un jurado popular. Arcadi Espada sí lo hace, y aprovecha para analizar "la destrucción sistemática de un personaje y de su honor" que se fraguó, sobre todo, "en las 169 portadas que le dedicó el diario El País". En el libro, por consiguiente, cobra una importancia mayúscula aquello que Martínez se atrevió a definir como "el valor sagrado del lenguaje"; o cómo el tratamiento de un tema y la manera de expresarlo puede manipular la verdad hasta cambiarla por completo, y convertir en cierto algo que, en rigor, no lo es.

"Yo he escrito este libro en un estado constante de perplejidad. Cuando empecé, no sabía lo que iba a escribir, había seguido el caso como cualquier otro periodista, pero no era, ni mucho menos, un experto", comentó Espada ayer. "Yo creía, como todos los españoles, que a Camps le habían regalado los trajes; pero no me parecía tampoco un tema lo suficientemente importante como para acaparar las portadas de los diarios día sí, día también", prosiguió. "Empecé reuniendo todas las portadas del caso que había sacado El País, y poco a poco me fui dando cuenta de que Camps decía la verdad, y de que no era culpable". El propio acusado le aseguró su inocencia durante una cena, antes de que empezase a investigar.

"Ya en la primera portada hubo un dato que me llamó la atención", prosiguió. "El País aseguraba que al presidente de la Generalidad valenciana le habían regalado 30.000 euros en trajes de Milano. Solo uno puede costar entre 150 y 250 euros, no más. Hablar de 30.000 euros no cuadraba". De esa forma continuó, analizando cada palabra y cada fotografía, y dándose cuenta del ataque mediático al que había sido sometido el político valenciano. "En esa época el mundo se derrumbaba, pero a El País parecía interesarle más Camps que la crisis del euro", dijo Espada ayer. "Y todo siguió igual hasta el día que para mí es una infamia: hubo un juicio y Camps lo ganó, y al día siguiente El País publicó un editorial que decía que la decisión del jurado popular se trataba de una decisión política".

"¿Cómo fue posible posible que El País hiciese lo que hizo?", se preguntó en público. "Yo le envié una carta a Javier Moreno, el director, para darle una oportunidad de explicarse. No me contestó". "Me parece mal que el diario no se haya pronunciado sobre el asunto", concluyó.

Formas de manipulación

"Antes de destruir a Camps, lo ridiculizaron". Una de las cosas que Espada hace en el libro es revisar cada noticia, tanto el texto como las fotografías, y analizar la imagen que se fue vendiendo del político. "Hubo una destrucción iconográfica. Si se analizan las fotos, no hay ninguna en la que Camps no parezca un personaje siniestro o ridículo", comentó Melero. Todo formaba parte, en su opinión, de un ataque a varias bandas destinado a socavar la reputación de Francisco Camps.

"Y una cosa muy importante en esa ridiculización se centró en el carácter de valenciano del expresidente", dijo Espada. "Algo que he constatado es que la Comunidad Valenciana es la única de toda España que solo tiene un tópico negativo, cuando lo normal es que todas tengan uno positivo también".

Preguntado acerca de la importancia que le da en el libro a la prensa de papel, teniendo en cuenta el auge mediático de los medios digitales, Espada comentó: "Me sorprende mucho cómo aún la vieja jerarquización del papel sigue dominando la agenda de los demás medios. El papel, pese a la crisis que atraviesa, sigue estando en la cúspide". De esa forma explicó también la responsabilidad que tuvo El País en la difusión de la imagen de culpabilidad de Camps, que se extendió por toda España.

La importancia del periodismo

En ese punto, la conversación derivó hacia otro tema central, objeto de debate en la actualidad. "El periodismo es muy importante. Es la principal vía de aprehensión de la realidad que tienen los ciudadanos", explicó Espada, "por eso es tan necesario". En ese sentido quiso resaltar la responsabilidad de los periodistas, y cómo su trabajo es vital en cualquier sociedad. "La verdad del periodismo es una verdad modesta, se centra en hechos concretos y contrastables, pero es una verdad fundamental" dijo.

Como ejemplo puso el tratamiento que los principales medios europeos han dado al problema catalán: "Durante los últimos meses han tenido una opinión editorial abominable. No saben de lo que están hablando, y dicen falsedades".

Por último, preguntado sobre la relación entre el periodismo y la política, y sobre la posible injerencia de la segunda sobre el primero, fue claro: "Política y periodismo son animales que están todo el día sacando del otro lo que pueden. Pero tampoco le daría una mayor importancia a la injerencia política en la prensa. Por ejemplo, Camps está convencido de que su caso se trata de una conspiración contra él, y señala a diferentes personalidades. Yo he investigado y no he encontrado nada", dijo. "Para mí, lo peor es la terrible conspiración de la pereza, de la desidia y del mal trabajo de los periodistas", concluyó.

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