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Gloriana, o cuando Isabel I disgustó a Isabel II

La ópera escrita por Benjamin Britten para la coronación de la actual reina británica llega al Teatro Real

La ópera escrita por Benjamin Britten para la coronación de la actual reina británica llega al Teatro Real
La soprano Anna Caterina Antonacci | Cordon Press

Además de por el International Opera Award que el Teatro Real acaba de recibir por el montaje de Billy Budd, el nombre del compositor que la creó, Benjamin Britten (Lowestoft, 1913- Aldeburgh , 1976), ha vuelto a salir a la palestra debido, precisamente, al estreno de otra de sus obras en el mismo escenario. En esta ocasión se trata de Gloriana, una ópera trascendental en la carrera del británico, cuya fatal primera representación le acarreó una caída en desgracia de la que nunca se recuperó. A partir de este jueves en Madrid tendrán lugar nueve funciones, coincidiendo con el World Opera Forum, que congregará en la capital a representantes de las óperas más importantes del mundo.

Todo empezó con la coronación de Isabel II, en 1953. Britten fue el encargado de escribir la ópera que se debía representar y para ello decidió utilizar la vida de la otra gran Isabel que se había sentado en el trono. Aquello acabó pasándole factura. La historia de una reina enamorada de un farsante mucho más joven que ella fue entendida por los elegantes asistentes como un insulto hacia la nueva monarca. La condición de homosexual del compositor hizo el resto. Hundida su reputación, decidió retirarse a su tierra natal y desaparecer de la vida pública hasta su fallecimiento.

El sonado fracaso inicial de la obra, sin embargo, no ha imposibilitado su llegada a la escena madrileña, pues para los encargados de adaptarla aquello no se debió tanto a la calidad como a la inadecuación de la representación con el acontecimiento en el que fue estrenada. El Teatro Real reivindica de esta manera el talento de Britten, muy dado a profundizar en la complejidad humana y de dotar a sus personajes de una psicología rica y llena de luces y sombras. Su reina Isabel no es una excepción, y es retratada no como un ser superior, inalcanzable para el resto de mortales, sino más bien como una mujer desgraciada, aislada y sin capacidad de relacionarse con normalidad con las personas que la rodeaban, debido a su posición. El reparto está encabezado por las sopranos Anna Caterina Antonacci y Alexandra Deshorties como Isabel I.

El estreno llega en un momento convulso para el Teatro Real debido a la polémica de su unificación con el Teatro de la Zarzuela.

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