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Homenaje en la Biblioteca Nacional a Umbral, "un veneno demasiado excesivo"

En el evento, conducido por el periodista Manuel Llorente, participaron la editora Ymelda Navajo, Antonio Lucas, Juan Cruz y Ángel Antonio Herrera.

Del 14 de septiembre al 2 de noviembre la Biblioteca Nacional de España conmemora el décimo aniversario de la muerte de Francisco Umbral con una muestra bibliográfica. | David Alonso Rincón

Quizá sea Francisco Umbral (Madrid, 1932 / Boadilla del Monte, 2007) el muerto más vivo de la literatura contemporánea patria. David García, librero levita en La Buena Vida, me cuenta que casi nadie –le- compra libros del autor de obras como Leyenda del César Visionario o Trilogía de Madrid. Sin embargo, al escritor, post mortem, le sigue una inmensa minoría de feligreses devotísimos, no pocos de ellos jóvenes, escritores y/o periodistas.

El último homenaje al brillante columnista se lo brindó este miércoles la Biblioteca Nacional, con una mesa redonda llamada "Umbral de cerca", enmarcada en el ciclo Diez años sin Umbral, celebrada en el auditorio de la institución y que incluyó un coloquio previo academicista, más una exposición que se puede visitar hasta el 2 de noviembre. En el evento, conducido por el periodista Manuel Llorente, participaron la editora Ymelda Navajo, Antonio Lucas, Juan Cruz y Ángel Antonio Herrera.

Navajo dijo de Umbral que fue "el escritor más riguroso y trabajador que he conocido nunca", "uno de esos autores extraños, que nunca necesitó de la ayuda de un editor. Era absolutamente autónomo". Cruz describió su capacidad para crear lenguaje: "Siempre estaba pescando con un anzuelo muy especial: el de las metáforas. Era un hombre que sabía muy bien en qué consistía definir. El estilo de Umbral nunca fue barroco, aunque fuera poético y buscara en la poesía elementos que le ayudaran a dar más cultura a la expresión de lo cotidiano. Él siempre estaba buscando la palabra precisa".

El periodista de El País continuó dijo que Umbral, "un hombre en perpetuo estado de reconstrucción", fue "un gran periodista que no tuvo redactor jefe": "Creo que fue bueno para la literatura periodística. Hoy, la mayor parte de los jóvenes que escriben en los periódicos, incluso parte de los veteranos, proceden de la poesía proporcionada por Umbral. Umbral era un poeta. Se pueden leer muchas de sus columnas como versos encadenados, con rima interior y exterior".

Por su parte, Ángel Antonio Herrera señaló que "Umbral no era fácil, era una figura excesiva en todos los sentidos", y recordó su "gran cabeza, siempre leyendo, como vitaminándose de literatura". El periodista y poeta contó que, en 1991, publicó un libro, entre la biografía y la semblanza, sobre el autor de Los metales nocturnos. Para preparar la obra, Umbral citaba a Herrera en el Pryca de Majadahonda, al que se refería como "El Escorial de las salchichas".

Finalmente, Antonio Lucas dijo que, para él, Umbral "fue una sobredosis, un veneno demasiado excesivo" por tratarse "de uno de esos escritores que impregnan demasiado". El periodista de El Mundo señaló que "Umbral era una gran centrifugadora de voces ajenas", teniendo "esa capacidad de metabolizar la palabra del otro". "Aparte de inventarse la biografía más extensa y más falseada de la literatura española –añadió-, es el autor que, probablemente, resulta hoy imprescindible junto a los Haro Tecglen, los Vicent, etcétera, para hacer la gran secuencia de la memoria de la Transición".

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