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Rosa Belmonte

Nos han llamado dinosaurios

Que el cadáver de Nati Mistral no haya pasado, digamos por el Bellas Artes resulta sorprendente.

Que el cadáver de Nati Mistral no haya pasado, digamos por el Bellas Artes resulta sorprendente.
Nati Mistral | Cordon Press

Ya sólo quedan cuatro figuras de ‘El partido por la mitad’, la canción de Lola Flores sobre las elecciones. Quedan Marisol, Carmen Sevilla, El Cordobés y Manolo Santana. Nati Mistral ha sido la última en irse. En extinguirse. Concha Velasco ha escrito en ABC que en Nati había cierto amargor (la propia Mistral aseguraba hace un año que seguía en activo gracias a su mala leche). La vallisoletana llenaba el camerino de críticas positivas y la madrileña, de negativas. Cuando se murió Paco Valladares, Concha me contó que estaban los tres representando Inés desabrochada en Salamanca y Nati llegó con una crítica: "Nos han llamado dinosaurios".

Que era un dinosaurio es también lo que debían de pensar de Nati Mistral quienes dan los carnés de muertos de primera o de segunda a la hora de homenajearlos. Que el cadáver de Nati no haya pasado, digamos por el Bellas Artes resulta sorprendente. Un teatro que inauguró con Divinas palabras (1961). Concha Velasco recordaba en el artículo de ABC ese estreno. "Nadie ha interpretado a Mari Gaila como lo hizo ella".

Si Marujita Díaz y Sara Montiel se prestaron en sus últimos años a la chufla televisiva, Nati Mistral se mostraba como una especie de Ann Coulter con pasado de artista (ya querría Ann Coulter). Un azote de progresistas, socialistas, podemitas y cualquier cosa que se le pareciera. Es verdad que en televisiones más minoritarias que Telecinco, como 13TV. Un día estaba en Intereconomía en una tertulia que presentaba Agustín Bravo. Tras ver un vídeo, este quiso saber por qué Javier Bardem y Penélope Cruz eran tan antipáticos con la prensa española. "¡Porque son comunistas!", fue la respuesta de Nati con el puño en alto. Como Coulter, como Milo Yiannopoulos, como el viejo cómico australiano Barry Humphries cuando le preguntaron por qué creía que Downton Abbey gustaba tanto en los Estados Unidos. "Porque no hay negros", contestó.

Nati recordaba horrorizada que durante la Guerra Civil en Madrid, las vecinas llamaban a su madre para "ir a ver fusilar". E iban con sillas. Le preguntabas por Manuela Carmena y te decía que lo primero que tenía que hacer era peinarse (y Pedro Sánchez le parecía "un peluquero de señoras"). Claro que Nati Mistral estaba a la derecha de Gengis Kan, pero eso no minimizaba su talento y su carrera. En esRadio, Andrés Amorós la tuvo tres programas seguidos de Música y letra. Y podían haber sido diez. Las cosas que contaba, las hubiera vivido o no, eran más interesantes que lo que sale en la mayoría de libros que ocupan las listas de ficción o no ficción.

Era una enciclopedia con voz de contralto y memoria RAM de 1,3 Petabytes. Un ejemplo. Contó que un día llegó un comisario político al teatro donde representaban zarzuelas y comunicó que a partir de ese momento todos iban a cobrar lo mismo. Los técnicos y los artistas, las que limpiaban y el director. Fue en ese periodo histórico previo a la Guerra Civil. Al día siguiente, el gran barítono Marcos Redondo no se presentó. Apareció más tarde por el patio de butacas asegurando que iba a acomodar al público. Y que el acomodador cantara Katiuska. Pero a la vez que rememoraba historias como esa, de pronto decía lo malísimo que era Zapatero o algo similar. Un torrente de vehemencia política que Amorós reconducía con maestría a la música y el teatro.

Nati contó un chiste a Franco. Fue en el cumpleaños del marqués de Villaverde. El yernísimo insistió. Contó ese en el que el dictador visitaba un pueblo y el alcalde no paraba de llamarle Don Claudio. Extrañado, Franco le preguntó por qué. "Hombre, no tengo confianza para llamarle Claudillo". Claro que Nati Mistral era facha ("fascistona", aclaraba ella). Pero en España no se puede ser facha. "Los de derechas me parecen de izquierdas". En el teatro representó La corte del faraón con el título de La bella de Texas. Cosas de la censura. Un día se quejó a Fraga de semejante tontería. Fraga dijo a Nati que sería capaz de erotizar el Cara al sol. Y era capaz. También de asegurar que Rajoy es masón, que volvió masón de México. Ni Ann Coulter ni Milo van a tener en su vida esa gracia. Ni son dinosaurios.

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