Pablo Escobar, mi padre (Planeta) es el libro que publicó hace un par de años Juan Pablo Escobar (Juan Sebastián Marroquín, fue el nombre falso que empleó para sortear a la Justicia), el hijo del famoso capo colombiano de la droga. En él relata cómo fue el narco que llegó a controlar el 80% del mercado de la cocaína mundial, desde los recuerdos que guarda de niño.
Uno de los ejemplos más llamativos es que ningún compañero de colegio quería jugar con él por el miedo que todo el mundo tenía a su padre y que, por eso, tenía que pasar los recreos acompañado por los guardias de seguridad mandados por su padre.
También cuenta cómo Escobar tenía tanto dinero que no sabía qué hacer con él, y que incluso, en las fiestas de cumpleaños, las piñatas que golpeaban los críos estaban rellenas de fajos de billetes y no de caramelos.
Pero una de las anécdotas más llamativas y que contribuyen a elevar la figura de Escobar a leyenda es la que tiene que ver con sus idas y venidas a EEUU. Escobar estuvo entrando regularmente en Florida para supervisar el proceso de envío de cocaína procesada y para comprar propiedades. Según cuenta su hijo, el narco -uno de los más buscados por la agencia antidroga norteamericana- entraba y salía de la frontera usando su pasaporte y llevando en el equipaje cientos de miles de dólares en efectivo sin que nunca le retuviera policía alguno. Es más, durante aquellos años, visitaron Disney World.
De esta etapa hay dos datos que resultan muy sorprendentes. El primero, que su contacto en EEUU para introducir la droga era nada más y nada menos que Frank Sinatra, el cantante de fama mundial a quien se le había relacionado con la mafia italiana. El segundo, que también quiso visitar el epicentro de las agencias de seguridad que le tenían en su lista de más buscados: Washington.
De aquella visita a la capital de EEUU han quedado una fotografía de padre e hijo en las puertas de la Casa Blanca en tiempos de Reagan y una visita a la sede del FBI. Eso sí, para esta ocasión decidió emplear una identidad falsa. Terminaron su paseo y volvieron a casa sin que nadie sospechase nada.
El narcotraficante Pablo Escobar, de quien se han escrito libros, cientos de artículos, reportajes, documentales, series de televisión y películas murió en 1993 durante un tiroteo con el ejército en Medellín. Según la familia, Escobar se suicidó, pero las autoridades mantienen que fue abatido.