En esta tercera entrega de Insultar con medida (vean aquí la primera y la segunda), Monsieur de Sans-Foy y Fray Josepho van a tacharse mutuamente de gordos, y lo van a hacer usando la décima, una estrofa que nació en el Siglo de Oro. Su invención se atribuye al poeta rondeño Vicente Espinel (1550-1624). Por ello se llama también espinela. Como su nombre indica, la décima tiene diez versos octosílabos con rima consonante de estructura fija. Fue muy usada en el siglo XVII, entre otros por Cervantes, que las utilizó con versos de cabo roto en los poemas preliminares de El Quijote. También se encuentran muchas décimas en el teatro de Lope, Calderón y todos los grandes de ese siglo. Famosísimas son las del primer y el segundo monólogos de Segismundo en La vida es sueño. Lo cierto es que, después del Siglo de Oro, en España decayó, aunque no desapareció, el uso de la décima; sin embargo, en América se siguió cultivando con mucha profusión, y se ha utilizado incluso en la poesía y el folclore populares.
Aquí están las de nuestros poetas.
EL EFECTO SECUNDARIO
por Fray Josepho
El grosor extraordinario
que luce Mesié Sanfuá
es de tocino y sofá
tenaz, constante y diario.
Si un efecto secundario
tiene su engorde sin tasa
(y no lo tomen a guasa),
es que al Mesié le horripila
no encontrarse la pilila
bajo esa lorza de grasa.
ASÍ REVIENTES
por Monsieur de Sans-Foy
Cada vez que escucho "sebo",
pienso en tu recia figura,
que eres corto de estatura
y redondo como un huevo.
Un cochino de recebo
tiene la carne más magra.
Tu existencia se consagra,
renegado cisterciano,
a comer como un marrano
y a doparte con Viagra.