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Amando de Miguel

El lenguaje socialmente correcto

Me arriesgo que, al opinar, merezca la reprimenda de algunos lectores.

Me arriesgo que, al opinar, merezca la reprimenda de algunos lectores. Por ejemplo, Cándido me envía una apocalíptica misiva sobre los peligros de abrir generosamente las fronteras a la ola de refugiados y emigrantes "económicos" (pobres). Su propuesta es la contraria a la mía: controles más estrictos, expulsión de los inmigrantes ilegales. Pregunto a mi corresponsal: ¿la valla de Melilla tendría que tener 10 metros de alta y estar electrificada? Su benévolo juicio sobre mi artículo es que "el mejor escribiente echa un borrón". Entiendo que mi manera de ver el asunto no es precisamente el socialmente correcto. No será la primera vez que me quede en minoría de uno.

Ignacio José Moreu tacha de "aberrante" mi propuesta de que deberían abrirse todas las fronteras del mundo para que la gente pudiera residir donde le pluguiera. Expone el peligro de que en España llegaríamos a que se extendiera la práctica de la ablación de las niñas. Supongo que no se refiere a la ablación de las amígdalas sino del clítoris. Opino que es una práctica degradante que debería ser prohibida en todo el mundo. Pero eso implicaría una verdadera Organización Mundial de la Sanidad (no de la Salud), algo muy lejano. En ningún momento he sostenido que la libertad de emigrar signifique oponerse al sistema jurídico del país receptor. Puede que mi enunciado parezca utópico. Al menos me conformaría con que el Gobierno español fuera un poco más generoso con la recepción de refugiados políticos de otros países. La historia de España está llena de episodios en los que los refugiados españoles han sido acogidos en otras latitudes.

Santiago Trancón me envía el dato. En Cataluña el apellido más común es García, seguido de Martínez, López, Sánchez, Rodríguez, etc. Es decir, como en el resto de España. Problema: en la cúspide los que mandan en Cataluña no aparecen tales apellidos. En cambio, es corriente que los líderes de los partidos en España lleven esos apellidos de la zeta: Suárez, González, Rodríguez, Sánchez, Díaz. A mucha honra.

Luis García me plantea el origen y significado del verbo petar, que ahora se ha puesto de moda. Entiendo que significa dos cosas: 1) explotar, reventar, y 2) gustar, apetecer. En el primer caso es una voz onomatopéyica. En el segundo quizá proceda de la jerga de los drogotas, donde petar equivale a encender y aspirar un cigarrillo de mariguana.

José Luis García Valdecantos se refiere al lenguaje oral de algunos periodistas en la radio. La frase que emiten puede ser correcta, pero a veces la entonación despista y chirría. Supongamos que el signo </> significa pausa al hablar. Se pueden oír (más que escuchar) frases que empiezan así: "Las elecciones/ inglesas" o "El PSOE puede/ revisar los pactos". Supongo que es una forma de llamar la atención del oyente (mejor que escuchante). En la televisión se repite a veces el mismo error, pero se debe a que el presentador va leyendo la cúe o pantalla donde se visualiza el texto que tiene que decir. He comprobado muchas veces que la escritura de tales textos, al ser líneas muy cortas, inducen a pausas artificiales. No entiendo cómo puede darse el mismo fenómeno en la radio.

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