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Amando de Miguel

A corto plazo todo parece insustancial

Sería muy divertida una tertulia de políticos criticando a los periodistas; o a los sociólogos, para que nadie se dé por aludido.

Una de las expresiones de moda es cortoplacismo. Los políticos y comentaristas rechazan de plano esa inclinación, que asignan despectivamente a los demás. Pero luego, todos ellos parecen más bien preocupados por los sucesos de hoy (dicen "a día de hoy", no sé por qué). La obsesión del tiempo inmediato hace inútil cualquier intento de entender lo que pasa, que es siempre un proceso. Un hermoso paisaje debe contener la línea del horizonte. Si bien se mira, la actualidad no es más que un corte efímero entre la realidad de lo que ha pasado y la expectativa de lo que va a ocurrir.

Comprendo que el ritmo diario –o incluso horario─ sea el natural en el periodismo. Pero esa misma inmediatez hace que se oscurezca la visión del conjunto, de la evolución. Me parece un error que los comentarios políticos se centren tanto en las inanes declaraciones de algunas personas públicas, las que acaban de lanzar a las ondas. Alguna vez habrá que pasar a hablar de ideas, de necesarias abstracciones, con un carácter menos pegado al presente.

Entiendo que los periodistas y comentaristas políticos critiquen el cortoplacismo de ciertas personalidades, las que no saben qué hacer fuera de un cargo público. Da igual que sean del Gobierno o de la oposición. En ambos casos cobran del erario. Pero ¿quién criticará a los críticos? Sería muy divertida una tertulia de políticos criticando a los periodistas; o a los sociólogos, para que nadie se dé por aludido.

A los comentaristas les ha salido una competencia desleal. Casi todo el mundo puede ahora emitir críticas, opiniones o juicios, especialmente cuando se hacen de forma anónima. Da la impresión de que hay más escritores que lectores. Lo que parece un avance democrático no es más que una vulgar realización de la teoría orteguiana de "la rebelión de las masas". Los trending topics son la manifestación más nítida de la frivolidad intelectual, si es que cabe un epíteto tan encomiástico. Son realmente el reverso de la opinión pública, su caricatura. Varían no ya de día en día sino de hora en hora. Eso sí que es cortoplacismo.

Para evitar el sambenito de "cortoplacista", los hombres públicos repiten mucho lo de "a futuro". No es fácil adivinar qué alcance pueda tener esa visión anticipatoria. Ahora se han puesto de moda las estadísticas macroeconómicas de carácter trimestral o mensual, incluso con el alarde de "desestacionalizarlas", que vaya usted a saber. Mejor sería las medias quinquenales, tanto para el inmediato pasado como para las proyecciones. De poco vale el dato de que "este trimestre el PIB va a crecer un 2,9%" si sabemos que lleva varios años estancado. Es fácil crecer después de un estancamiento. Lo difícil es el crecimiento sostenido, aunque sea lento.

Se entiende el interés cortoplacista de un cargo público cuando su obsesión es la de continuar en el puesto. Pero los contribuyentes tenemos otra percepción del tiempo. El pago de los impuestos nos obliga a una escala anual. Aun así, la verdadera dimensión temporal es la que marca la unidad generacional, la distancia en años entre los padres y los hijos.

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