Gengis Kan, el guerrero que unificó las tribus nómadas mongolas del norte de Asia y fundador del primer Imperio Mongol, ordenó que al morir, en 1227, su tumba nunca fuese hallada. Sus soldados se suicidaron tras terminar el mausoleo, evitando así que alguno pudiese revelar el emplazamiento, un lugar que, para avivar más el misterio, estaría rebosante de tesoros de muchas partes del mundo.
Este lugar ha sido objeto de estudio de arqueólogos y busca tesoros desde hace siglos, pero nunca ha habido una pista concluyente. Ahora, Investigadores de National Geographic pretenden terminar con esta incertidumbre.
Según The Washington Post, han puesto en marcha un proyecto que emplea imágenes por satélite para avanzar en la búsqueda. Los examinadores, liderados por el arqueólogo Albert Lin, de la Universidad de California en San Diego, han seleccionado 55 lugares que podrían albergar la tumba de Gengis Kan, la mayoría cercanos a su palacio, a 200 kilómetros de Ulán-Bator.
"Reclutamos a un montón de voluntarios para estar a la altura del desafío, el hallazgo de la tumba de Gengis Kan, un enigma que se ha ocultado pero puede saltar a la luz" gracias a la potencia de los satélites, asegura Lin en este diario estadounidense.
Dificultad del proyecto
Los investigadores se enfrentan a dos grandes inconvenientes. Primero, el basto territorio a examinar -desde Mongolia y China hasta Europa Occidental-. Por ello, han dividido los 6.000 kilómetros cuadrados en 84.000 cuadrantes. Después de tres años de trabajo, han revisado miles de opciones en más de 30.000 horas.
Además, tienen la oposición de los ciudadanos que se niegan a que excaven lugares considerados sagrados por su cultura.