"El proceso de Destrucción Creadora es el hecho esencial del capitalismo". Cuando Joseph Schumpeter escribió estas palabras, hace más de siete décadas, probablemente estaba pensando en la capacidad de los empresarios para adaptarse a los cambios en el ambiente, innovar e inventar nuevas formas de servir al cliente y superar las dificultades con creaciones que dejaban obsoletos algunos modelos de negocio mientras se desarrollaban otros. Lo que probablemente no tenía en mente el economista austriaco era que una dictadura comunista podía ser la fuerza que desencadenara una de las mayores innovaciones que uno de los sectores asociados con el capitalismo de la primera economía del mundo ha vivido en años.
En realidad, probablemente se trate de uno de esos hechos no buscados que tan a menudo acaban sirviendo de chispa que lo desencadena todo. La secuencia de los hechos es bastante conocida: primero Sony prepara una comedia sobre dos periodistas estadounidenses que reciben el encargo de asesinar a Kim Jong-un, del que se hace un retrato no especialmente cariñoso. Unas semanas antes del estreno The interview, la productora comienza a recibir ataques informáticos que ponen información confidencial al descubierto. Además, varias de las principales cadenas de distribución anunciaban que no emitirían el filme, quizás por miedo a represalias, por lo que se anunció que el largometraje no saldría a la luz. Incluso Barack Obama llegó a comentar el tema y pidió que las presiones de una dictadura extranjera no influyeran en una decisión que afectaba a la libertad de expresión.
Al final, Sony aceptó estrenar la película, pero en vez de las 2.000-3.000 salas que había previsto en un inicio, sólo unos 300 cines independientes recibieron copias del largometraje. Eso sí, las colas de los aficionados para conseguir una entrada se sucedieron en todos los cines y la publicidad extra por la polémica relanzó un estreno que, de otra manera, no habría pasado de ser uno más (importante, pero no un gran blockbuster).
Pero la cosa ha ido un paso más allá. Ante la falta de acuerdo con los cines, Sony tomó una decisión revolucionaria y lanzó el estreno en internet al mismo tiempo que se estrenaba en las salas. Así, en Youtube, GooglePlay y Microsoft Xgame ya es posible descargarse o ver en streaming la película.
Hasta aquí, podría parecer que no va más allá de una pequeña anécdota: una productora cambia sus planes por miedo a las represalias o a los ataques informáticos. Sin embargo, los medios norteamericanos hablan desde hace días de si no podríamos estar ante un cambio radical en un sector que sufre desde hace años por la irrupción de las nuevas tecnologías. Como explica Gizmodo, el desarrollo comercial de una película sigue una serie de pasos con un orden muy estricto: cine – vídeo – pay per view en TV – televisión de pago – televisión en abierto – vídeo bajo demanda por suscripción. Todos los implicados han tratado de mantener su pequeño trozo del pastel y se han negado a cualquier cambio que pudiera poner en peligro su modelo de negocio.
El problema es que en muchos casos la cerrazón al cambio de la industria ha topado con unos consumidores que exigen otra forma de acceder al contenido. Siempre se culpa de la piratería al afán del consumidor por obtener algo gratis en vez de pagando... pero no debería dejarse de lado la cuestión de los tiempos: ¿cómo explicar a alguien acostumbrado a ver lo que quiere en internet sin esperas que tiene que aguantarse hasta 3 años para poder ver en abierto un film que la semana pasada ya está en todos los cines?
En este sentido, la jugada de Sony recuerda a la que realizó Paco León en España hace unos años, cuando estrenó su película Carmina o revienta en los cines e internet al mismo tiempo. Los propietarios de las salas y las cadenas de televisión siempre se han opuesto a cambiar los tiempos, alegando que supondría un golpe durísimo a su negocio. El problema es que nunca se ha podido probar. Ahora, casi por casualidad, hay un test sobre el terreno. Y parece que el resultado es inesperado: los internautas están descargándose el film (es número 1 en Youtube movies, por ejemplo), pero eso no ha evitado largas colas ante los cines, que han colgado de forma reiterada el cartel de no hay billetes.
Aquí la clave está en saber cómo le irá a Sony. Si los estudios ven que la emisión simultánea en varias plataformas no daña la recaudación total, venga de donde venga el dinero, la camisa de fuerza que imperaba hasta ahora podría empezar a rasgarse. Evidentemente, no es lo mismo plantearlo con una película como ésta, con todos los condicionantes que ha sufrido su estreno, que hacerlo con todos los estrenos. Y las productoras no pueden olvidar que las cadenas de cines son sus aliados y no sería inteligente enfrentarse a ellos. En realidad, todo esto genera más interrogantes que respuestas. Pero parece claro que Kim Jong-un podría haber lanzado una bomba en medio de Hollywood, aunque no del tipo que @Norcoreano suele utilizar en sus amenazas.