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Hay que saber lo que decimos: no hay tu tía, galimatías, puñalada de pícaro

El sociólogo sigue recuperando términos, como por ejemplo "a la tercera va la vencida" o "así se las ponían a Fernando VII".

El sociólogo sigue recuperando términos, como por ejemplo "a la tercera va la vencida" o "así se las ponían a Fernando VII".
La arqueología de las palabras

No son pocas las ocasiones en las que repetimos mecánicamente frases hechas sin percatarnos de su significado original. Conviene detenerse un poco en averiguarlo.

-Puñalada de pícaro. Equivale a algo que puede parecer urgente y no lo es tanto. Proviene de la treta que utilizaban los pícaros o pequeños delincuentes. Consistía en aprovecharse de un tumulto callejero y proporcionar alguna cuchillada leve, pero suficiente para que se armara un pequeño alboroto. De esa forma, el pícaro escapaba de la posible presencia de los guardias de la Santa Hermandad y de paso se llevaba algún hurto.

-No hay tu tía. Realmente tendría que escribirse "tutía". Se refiere a un compuesto químico así llamado que se creía infalible contra ciertas dolencias. Era una especie de cardenillo u hollín que se desprendía de la fundición del cobre. Con los conocimientos actuales más bien parece un producto tóxico, pero en la farmacopea tradicional los venenos en pequeñas dosis se consideraban remedios. Recuérdese la serpiente como logotipo de los farmacéuticos. La "tutía" actuaba como un remedio último. De no disponer de él, la curación resultaba problemática.

-Ser un galimatías. Se dice de la confusión que se introduce en un discurso hasta hacerlo indescifrable. Parece que hubo un famoso juicio en el que se ventilaba la cuestión de si un tal Matías era o no el propietario de un gallo. Tan enmarañado quedó el asunto que se habló desde entonces de "galimatías". No me parece una explicación convincente. Una alternativa sería la confusión popular al referirse al personaje bíblico de José de Arimatea, que pasó a ser Galimatías.

-A la tercera va la vencida. Se aplica a la situación en la que la tercera vez que se intenta algo es la definitiva, la que consigue el objetivo deseado. Existen varias interpretaciones sobre su origen. En el Derecho Penal tradicional se imponía la pena de muerte al ter furtum, al hurto por tercera vez. Cabe el origen bíblico del gallo que cantó tres veces. La definitiva fue la decisiva negación de Pedro. Más sencilla es la explicación de "un, dos, tres" que se sigue en ciertos juegos infantiles o deportivos.

-Así se las ponían a Fernando VII. Significa la actitud aduladora hacia las personas con poder para facilitar su vida. Los miembros de la "camarilla" de Fernando VII, cuando jugaban al billar con el Rey, disponían las bolas de tal manera que su señor hiciera carambola con facilidad. Los aduladores saben organizar una farsa de victoria para sus amos.

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