Teresa Piedrafita me envía una larga lista de modismos castizos en desuso que convendría revitalizar. Selecciono unos pocos con el añadido de su significado y la especulación de por qué se han ido olvidando.
-A cencerros tapados (= sigilosamente). Como tantas otras expresiones olvidadas, esta pertenece al mundo agrario tradicional. Mucha gente no sabe hoy qué cosa pueda ser un "cencerro". El equivalente hodierno sería el "teléfono en el módulo se silencio", analogía poco elegante.
-Apaga y vámonos. Indica el desaliento ante una dificultad que carece de solución. Ahora los niños ya no saben que hay que apagar la luz cuando se sale de una habitación iluminada. Tampoco apagan el ordenador.
-Beber los vientos. Se dice respecto de una persona admirada o querida a la que se está dispuesto a seguirla o quererla. La metáfora resulta magnífica.
-Despedirse a la francesa. Reconozco que la imagen es un poco xenófoba. Supone que los franceses se despiden bruscamente. Quizá los españoles pequemos por el otro extremo: tardamos tiempo en despedirnos.
-Donde Cristo dio las tres voces. Una cultura católica, como la española, emplea muchas expresiones que parecen irreverentes, pero que manifiestan una gran familiaridad con los personajes sagrados. Un lugar remoto o perdido equivale al desierto donde se retiró Cristo.
-El tío Paco con la rebaja. Es un tipo proverbial (puede ser Juan) al que se le atribuye realismo, la noticia de algo que puede decepcionar.
-Estar a la Luna de Valencia. Se dice que el deseo máximo es la Luna. Quedarse sin ella es frustrarse. Ignoro por qué la Luna del dicho tiene que ser la de Valencia. Se han dado varias versiones; ninguna convincente. Más sencillo es que en los dichos y refranes los nombres de personas o lugares son arbitrarios.
-Tener muchas ínfulas. En nuestra cultura secularizada ya no recordamos que las ínfulas son esas cintas que cuelgan por detrás de la mitra episcopal. Son un símbolo de dignidad. Por tanto, resulta ridículo que un quídam se las cuelgue simbólicamente para aparentar una respetabilidad de la que carece. El equivalente actual de las ínfulas sería, por ejemplo, conducir un coche de alta gama o llevar un reloj aparatoso de astronauta.
-Pelar la pava. Se refiere al coloquio que mantenían los novios a través de la reja de la ventana. La analogía se establece porque la chica simulaba estar pelando una pava, una operación lenta. O también, por la tradición de llamar a las mujeres con nombres de animales: pollita, zorra (despectivo), gatita, etc. El equivalente de la conversación amorosa a través de la reja sería hoy la interminable comunicación a través del móvil.
Teresa Piedrafita me sugiere una renovación del catálogo de insultos, cada vez más soeces y limitados por culpa de las películas norteamericanas. Por ejemplo: ababol (= amapola, equivalente en aragonés de gilipollas), sinsorgo (algo así como idiota, bobo, sin gracia), sansirolé (ídem de lienzo), cafre (denominación de una tribu hipotética; equivalente a "bárbaro").
Amando de Miguel: fontenebro@msn.com