L.D. / EFE.- Esta es la conclusión a la que han llegado los dos especialistas en investigación de incendios del Gabinete de Policía Científica del Cuerpo Nacional de Policía, tras analizar los restos del fuego y las huellas del humo y de calor en correlación con la carga del material combustible, informaron fuentes de la investigación.
Los aerosoles, colocados en lo alto en una pila de legajos y uno de ellos defectuoso y con pérdida de líquido, produjeron dos pequeñas deflagraciones al superar los 50 grados en el interior del archivo, que carece de sistema de refrigeración. Estas deflagraciones fueron las que motivaron las llamas que destruyeron la veintena de legajos, todos ellos libros de misas que recogen el cumplimiento de las disposiciones testamentarias que incluían la celebración de eucaristías tras el fallecimiento, para lo que se legaba a la Iglesia dinero o propiedades.
Las especificaciones de seguridad de estos limpiadores advierten de que son combustibles a temperaturas por encima de los 50 grados y, de hecho, los investigadores de la Policía Nacional hallaron en el archivo las dos válvulas separadas de los botes, lo que indica el hecho de que se produjeron dos pequeñas explosiones. Esta circunstancia hizo centrar los trabajos sobre la causa incidental y desechar que pudiera tratarse de un fuego intencionado.
La delegada provincial de Cultura, Rafaela Valenzuela, no descartó un posible traslado de los documentos del archivo catedralicio, que se encuentran protegidos por la legislación general de archivos y la específica referida a la Mezquita-Catedral.
El archivo del Cabildo cordobés recoge documentos desde la entrada de los Cristianos en Córdoba en 1236 y, "a pesar del expolio que sufrió en la época napoleónica, se conservan muchos de esa época", según explicó a Efe el director de la Real Academia de Córdoba, Joaquín Criado Costa. Criado preciso que se trata de un "archivo riquísimo, que recoge la historia de la iglesia cordobesa, de todos los obispos, así como de las instituciones eclesiásticas y hermandades y cofradías", por lo que "por muy poco que se queme, es muy importante".
Los aerosoles, colocados en lo alto en una pila de legajos y uno de ellos defectuoso y con pérdida de líquido, produjeron dos pequeñas deflagraciones al superar los 50 grados en el interior del archivo, que carece de sistema de refrigeración. Estas deflagraciones fueron las que motivaron las llamas que destruyeron la veintena de legajos, todos ellos libros de misas que recogen el cumplimiento de las disposiciones testamentarias que incluían la celebración de eucaristías tras el fallecimiento, para lo que se legaba a la Iglesia dinero o propiedades.
Las especificaciones de seguridad de estos limpiadores advierten de que son combustibles a temperaturas por encima de los 50 grados y, de hecho, los investigadores de la Policía Nacional hallaron en el archivo las dos válvulas separadas de los botes, lo que indica el hecho de que se produjeron dos pequeñas explosiones. Esta circunstancia hizo centrar los trabajos sobre la causa incidental y desechar que pudiera tratarse de un fuego intencionado.
La delegada provincial de Cultura, Rafaela Valenzuela, no descartó un posible traslado de los documentos del archivo catedralicio, que se encuentran protegidos por la legislación general de archivos y la específica referida a la Mezquita-Catedral.
El archivo del Cabildo cordobés recoge documentos desde la entrada de los Cristianos en Córdoba en 1236 y, "a pesar del expolio que sufrió en la época napoleónica, se conservan muchos de esa época", según explicó a Efe el director de la Real Academia de Córdoba, Joaquín Criado Costa. Criado preciso que se trata de un "archivo riquísimo, que recoge la historia de la iglesia cordobesa, de todos los obispos, así como de las instituciones eclesiásticas y hermandades y cofradías", por lo que "por muy poco que se queme, es muy importante".