O sea, que los negros tienen la piel negra no por una cuestión racial, sino biológica y los blancos la tienen blanca por idéntica razón, de donde se deduce que las diferencias entre blancos y negros no son raciales sino biológicas.
Al llegar a este punto tengo que reconocer que no tengo ni puñetera idea de en qué consiste eso de ser de raza blanca o negra. Tampoco si se puede decir que cierto individuo es o pertenece a la raza negra o blanca; si existen las diferencias raciales y otra serie de cosas que me enseñaron en la escuela los pobres maestros de la época -por aquel entonces no se habían inventado los ingenieros pedabobos-.
Conste que lo intento, pero me siento incapaz de entender lo más mínimo de ese universo de lo políticamente correcto. Además, no estoy seguro de que merezca la pena el esfuerzo de intentarlo y me temo que de resultas puedo quedar algo más tonto de lo que ya estoy, así que por si acaso, voy a recitar mi conjuro particular contra ese peligro: ¡kaka pipí kulo!
Pues,obviamente,es una diferencia racial ya que se da en los atletas negros.
¿Cuál es la contradicción entre diferencias raciales y biológicas?
No lo entiendo; con lo que les debe pesar cierta parte de su anatomía, el centro de gravedad debería estar por debajo de la cintura.
Los responsables del estudio quieren curarse en salud y evitar que les tachen de racistas aclarando que se trata de diferencias biológicas, no raciales. Es algo comprensible, tal y como está el patio, porque te acusan de racista a la primera de cambio. Sin embargo, resulta que es lo mismo, porque las diferencias raciales tal y como se entendían en tiempos pasados eran diferencias biológicas, o se presentaban como tales.
Me parece bien que se hagan estos estudios. La ciencia debe aportar conocimiento sin detenerse ante los tabúes de la corrección política.