Hacer uso de información privilegiada para invertir en bolsa es considerado como un delito grave por la mayoría de reguladores bursátiles. La administración pública estudia con lupa las inversiones que realizan empresas y particulares en los parqués de medio mundo y castiga a aquellos que se benefician de determinadas filtraciones antes que el resto.
Y ello, bajo el argumento de la defensa de la competencia. Sin embargo, este tipo de operaciones, prohibidas para el sector privado, parecen están permitidas para los altos cargos de organismos públicos de primer orden.
Es el caso del presidente del IPCC, Rajendra Pachauri. La cara más visible de la ONU en la lucha contra el temido cambio climático ha sido acusado de conflicto de intereses, por ganar dinero gracias a sus vínculos empresariales con el denominado "comercio de emisiones".
En los últimos años, Pachauri ha ido tomando posiciones en una amplia cartera empresarial muy dependiente de las recomendaciones políticas que emite, curiosamente, el IPCC: bancos, compañías de petróleo y energía, así como fondos de inversión muy vinculados al comercio de carbono y las energías renovables.
Aparte de presidir el IPCC, Pachauri ocupa más de una veintena de cargos ejecutivos, en calidad de director o asesor, en lo que hoy en día ya se conoce como la "industria climática internacional". El escándalo sobre un posible conflicto de intereses saltó la pasada semana, durante la Cumbre de Copenhague, cuando Lord Monckton, ex asesor de Margaret Thatcher y escéptico climático, hizo pública una dura carta en la que desenmascara las incongruencias científicas y económicas del líder del IPCC, y este fin de semana ha sido recogido por el diario británico The Telegraph.
El documento denuncia la falsedad de uno de los gráficos empleados por el IPCC en su informe de 2007 y pone sobre el tapete las relaciones de Pachauri -autor intelectual de dicho informe- con empresas y organizaciones que se han beneficiado de las políticas del IPCC.
Pachauri dirige desde 1981 el The Energy Research Institute (TERI) -desde 2001 es director general-. Hasta finales de los 90 este organismo estaba vinculado a Tata, no obstante anteriormente se llamaba Tata Energy Research Institute. Tata es uno de los grandes emporios empresariales de India, con intereses que van desde el acero a los automóviles y la energía, los productos químicos, telecomunicaciones y seguros. Pese a ello, según el diario británico, la relación entre Tata y TERI persiste hoy en día.
Interés en los combustibles fósiles
Curiosamente, cuando Pachauri se hizo cargo de TERI, en la década de los 80, su interés se centraba en el mercado del carbón y el petróleo. De hecho, hasta 2003 fue director de India Oil, la mayor empresa comercial del país, y hasta ese mismo año permaneció como director del mayor productor nacional de electricidad, sobre todo térmica, (National Thermal Power Generating Corporation).
En 2005, creó GloriOil, una empresa dedicada al desarrollo de tecnología para extraer las últimas reservas de crudo de los yacimientos al término de su vida útil. Sin embargo, desde que Pachauri se convirtió en vicepresidente del IPCC (1997), TERI ha desviado sus inversiones hacia todo tipo de tecnologías renovables y sostenibles.
El imperio TERI del doctor Pachauri se ha extendido a todos los rincones del globo, con sucursales en EEUU, la UE y Asia. Esta entidad recibe cuantiosos recursos públicos para la elaboración y desarrollo de diversos proyectos tecnológicos y energéticos relacionados con el cambio climático y las energías limpias.
Aún más escandalosa es la vinculación de su filial en EEUU. En la primera potencia mundial TERI se ha constituido como una organización sin ánimo de lucro con el objetivo de concienciar a la Casa Blanca sobre temas de medio ambiente y energía en los países pobres.
Cargos directivos en empresas
La entidad, presidida por Pachauri, recibe financiación de la ONU, agencias gubernamentales de EEUU, gigantes del petróleo como Amoco, dos de los principales contratistas de Defensa de EEUU, Monsanto (el mayor productor mundial de transgénicos) o la ecologista WWF, así como empresas vinculadas al mercado internacional del carbono.
Ya en 2007 fue nombrado consejero de Siderian, una firma de capital riesgo con sede en San Francisco y especializada en "tecnologías sostenibles"; en 2008 fue nombrado consejero en materia de energía renovable y sostenible del banco Credit Suisse y la Fundación Rockefeller, entre otros muchos cargos en multinacionales y organismos de investigación que gozan de financiación pública.
Todo un negocio que le reporta cuantiosos beneficios económicos. De ahí la acusación de conflicto de intereses, ya que sus decisiones al frente del IPCC bien se podrían ver condicionadas por sus numerosos cargos directivos en empresas y organismos relacionados con el negocio verde del calentamiento global.
Pachauri, pese a que es conocido como uno de los grandes gurús del temido cambio climático es, en realidad, ingeniero de formación, no climatólogo ni científico experto en la materia.
La reacción del líder del IPCC no se ha hecho esperar. Según el diario The Times of India, Pachauri señala que "se trata de un paquete de mentiras lanzado por gente que está desesperada" por acallar su voz. "Todas mis relaciones son totalmente legítimas". Y añade que estas acusaciones parten del mismo grupo de intereses relacionados con el escándalo de Climategate (los correos internos del CRU británicos desvelados por un hacker).
Además, niega que TERI haya recibido un solo centavo de Tata desde 1999. "Mi conciencia está tranquila", señala. Pese a ello, tanto su curriculum vitae profesional como empresarial dejan muy claro que Pachauri no sólo es el presidente del IPCC , sino que sus intereses van mucho más allá.