El lanzamiento se produjo tras disiparse la amenaza de tormentas y lluvias torrenciales en la zona del Centro Espacial Kennedy (Florida), que el martes obligaron a postergar el lanzamiento por quinta vez. "El Endeavour ha partido", dijo el control de la misión en el Centro Johnson de Vuelos Espaciales de la NASA en Houston (Texas).
El lanzamiento se produjo esta vez a las 22:03 GMT, tal y como estaba previsto en un cielo límpido, totalmente diferente al tormentoso que obligó a aplazar la operación en los últimos días. En esta ocasión, el tiempo pareció abrirse para la partida después de que el lunes las lluvias y las tormentas eléctricas amenazaron la seguridad de la nave hasta el punto de que las autoridades de la NASA aplazaron una vez más la misión.
Aun cuando persistían algunas nubes en el sector sur del Cabo Cañaveral las autoridades de la agencia espacial estadounidense consideraron que no serían problemas para el lanzamiento. Una situación similar reinaba en Zaragoza y Morón (España), y en Istres (Francia), designados como puntos de descenso para el caso de que fuera necesario abortar la misión.
Además del aplazamiento del sábado, el domingo y el lunes por las malas condiciones del tiempo, la misma medida tuvo que tomarse a mediados en dos ocasiones el mes pasado. Sin embargo, en los dos primeros intentos los aplazamientos fueron provocados por la detección de filtraciones de combustible en el tanque externo de la nave.
De no haberse realizado este miércoles, la misión habría tenido que aplazarse hasta finales de mes para no coincidir con la llegada a la EEI de una nave no tripulada rusa que lleva vituallas y equipos para los ocupantes del complejo que gira a unos 385 kilómetros de la Tierra.
Inmediatamente después de ingresar en la órbita, los astronautas comenzaron a hacer los preparativos para la rutinaria revisión mañana del escudo térmico de la nave. Para ello utilizarán el sistema de sensores de la nave instalado en su brazo robótico y las cámaras instaladas en las alas y el morro del Endeavour. Las imágenes serán revisadas por los expertos en Tierra, que si advierten problemas ordenarán una nueva revisión el próximo lunes, cuando el Endeavour se haya acoplado a la EEI.
El objetivo de ese meticuloso examen, que se ha hecho rutinario en las misiones de los transbordadores, es detectar desprendimientos de las losetas aislantes que pudieran haber hecho impacto en la estructura principal de la nave. El transbordador Columbia se desintegró al culminar una misión científica el 1 de febrero de 2003. La investigación determinó que una loseta perforó el ala izquierda y causó la tragedia que se cobró la vida de sus siete tripulantes.
La misión STS-127 de los transbordadores tiene como objetivo completar la instalación del laboratorio científico japonés Kibo en el curso de cinco caminatas. Durante esas actividades extravehiculares (EVA), cada una de las cuales durará alrededor de 6,5 horas, los astronautas del Endeavour instalarán además una plataforma para experimentos científicos que requieren la ingravidez del espacio.
El transbordador también lleva materiales de repuesto para la Estación, alimentos, agua y oxígeno para los seis residentes permanentes, así como baterías para sus paneles solares que los astronautas deben instalar en dos de las cinco caminatas previstas.
En el Endeavour viajan siete tripulantes que se unirán a los seis actuales ocupantes de la estación, lo que convierte ese encuentro de 13 navegantes espaciales en el más concurrido en la historia de la exploración espacial.
Otro de los propósitos de la misión es traer a la Tierra al astronauta japonés Koichi Wakata, quien regresará tras una estancia de tres meses en el orbitador, y dejar en su lugar al estadounidense Tim Kopra. Además de Mark Polansky, el comandante de la misión, y Kopra, los otros tripulantes son el piloto Doug Hurley y los especialistas Dave Wolf, Christopher Cassidy, Tom Marshburn y la astronauta canadiense Julie Payette.