Pues a ver si aplican este invento a los restos de los focos de explosión de los trenes y se ratifican las conclusiones a las que llega el libro Titadyne.
Sería la mejor garantía de dichas conclusiones y de la eficacia de esa precisa y científica nariz.
Yo no sé nada de estas cosas, pero, si no he leído mal, los americanos ya habían hecho algo parecido en la guerra de Vietnam para detectar las incursiones del Vietcong.