La mosca, que mide cerca de 1 mm, se introduce en el cuerpo mediante una pequeña incisión hasta situarla en las venas y arterias a través de las cuales se va moviendo impulsada por un imán desde el exterior. Se mueve a una velocidad de 9 mm por segundo utilizando sus minúsculos brazos metálicos que se sujetan en las paredes de los vasos sanguíneos.
El objetivo es utilizar esta técnica para diagnosticar y tratar algunos bloqueos arteriales, problemas circulatorios y cardiovasculares, colesterol y cáncer.