Un antiguo escéptico dice ahora que el hombre provoca el calentamiento global
Ha publicado un estudio antes de que sea revisado por otros científicos. Un trabajo suyo anterior fue rechazado por sus fallos.
Durante los últimos años, uno de las principales críticas a la teoría antropogénica del calentamiento global se ha centrado en la propia medición de las temperaturas. Las mediciones por satélite y globos aerostáticos daban cifras de incremento de temperaturas mucho más reducidas que las de estaciones meteorológicas en tierra. Las muchas dudas sobre la calidad de esos registros, más extendidos en el tiempo pero menos fiables, han provocado muchos debates.
Así, el año pasado se publicitó en los medios de comunicación una iniciativa para presentar un registro global de temperaturas completamente nuevo, que al contrario que los tres tradicionales de la NASA, del NOAA o del infame CRU tuviera en cuenta las dudas de los escépticos. Se trata del Berkeley Earth Surface Temperature (BEST). Sin embargo, y pese a contar con una base de datos mucho mayor que otros registros, su construcción contaba con una serie de errores que han llevado a que aún no se haya publicado aún en ninguna revista científica.
Eso no ha impedido a parte del equipo responsable del BEST, en concreto al físico Richard Muller, a seguir publicitando sus resultados, pese a que sus carencias son enormes. Así, este domingo ha lanzado a la opinión pública un estudio, acompañado de una columna de opinión en el New York Times donde se declara exescéptico, que no ha sido publicado por ninguna revista científica y que cuenta con errores suficientemente graves como para que hayan visto la luz en menos de 48 horas después de su publicación en la red.
El estudio intenta demostrar, sin acudir a nada más que los registros de temperaturas, que el calentamiento global de los últimos 250 años sólo está correlacionado con el incremento del CO2 en la atmósfera y la erupción de grandes volcanes. El estudio presenta varios problemas, de los que destacan tres: el pobre análisis sobre la calidad de los registros de temperaturas –sobre el que se acaba de anunciar un estudio de Anthony Watts–, los errores en la atribución de efectos en la temperatura de las grandes erupciones de volcanes –en algunos casos no se observa dicho efecto y en otros la caída de temperatura precede a la erupción– y, sobre todo, el pobre modelo estadístico empleado para enlazar CO2 y temperatura.
Sobre esta última cuestión, la climatóloga Judith Curry –que participa en el proyecto BEST– ha criticado severamente el estudio, indicando que no se hace el esfuerzo necesario para eliminar otras fuentes de variabilidad del clima que no sean el CO2. Así, cita que existen estudios mucho más trabajados que, dando peso al CO2, reducen su importancia ante otros factores naturales que Muller no incluye en su estudio.
Incluso algunos conocidos científicos que apoyan las tesis de Muller, como el autor del palo de hockey Michael Mann, han despreciado el estudio. Mann, en concreto, ha llegado a concluir en Facebook que detrás del anuncio de este estudio lo único que hay es "autobombo por parte de Muller".
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