Según un estudio de la Universidad de East Anglia (UEA) que se publica hoy en la revista de divulgación Science, las hembras de especies endogámicas se hacen más promiscuas con el fin de eliminar los espermatozoides de aquellos machos que son genéticamente incompatibles. Estos hallazgos ayudan a responder a la desconcertante pregunta evolutiva de por qué las mujeres, en la gran mayoría de especies, se aparean con varios machos -a pesar de que un solo macho puede fertilizarla y de que la promiscuidad puede llevar a la hembra a asumir riesgos mortales-. Para el estudio, los investigadores han utilizado el escarabajo rojo de la harina (Tribolium castaneum) como especie modelo.
El equipo analizó los beneficios reproductivos de que las hembras tengan múltiples parejas. Este fenómeno, denominado "poliandria", podemos encontrarlo en la mayoría de especies animales, desde insectos a mamíferos, muy a pesar de que los biólogos han registrado importantes costes y repercusiones para las hembras con este patrón de apareamiento (incluso la muerte). Pero esta nueva investigación aclara las causas de porque las hembras, a pesar de las consecuencias que pueden sufrir por ellos, siguen teniendo este tipo de comportamiento: sus beneficios genéticos.
El equipo de la UEA encontró que el éxito reproductivo de las hembras en las poblaciones que no eran endogámicas era idéntico excepto en una cuestión: en las poblaciones endogámicas las hembras que se aparean con un solo macho mostraron una reducción del 50% en el número de crías supervivientes. Sin embargo, las hembras promiscuas que se aparearon con cinco machos, lograron rescatar su éxito reproductivo de vuelta a los niveles de las poblaciones no consanguíneas.
Los investigadores investigaron si esto podría explicarse por la infertilidad masculina, pero no. La reducción de la fertilidad de un 50%, fue debido a la incompatibilidad genética entre machos y hembras, lo que es bastante frecuente cuando una comunidad se vuelve endogámica. Es importante destacar, que los resultados muestran que las hembras poseen mecanismos que les permiten filtrar el esperma genéticamente más compatible, para así producir una descendencia lo más viable posible.
Tras realizar este descubrimiento, los investigadores crearon deliberadamente cuellos de botella genéticos en las poblaciones de escarabajos de la harina y demostraron, por primera vez, que tras tan sólo 15 generaciones, las mujeres comenzaron a cambiar sus patrones de apareamiento y se comportaron de forma mucho más promiscua.
"Mediante la generación de poblaciones endogámicas, hemos creado verdaderos riesgos de alta incompatibilidad genética en la reproducción entre machos y hembras, y con ello, hemos expuesto los mecanismos que las hembras poseen para promover la fertilización por aquellos machos más compatibles", afirma el Profesor Mateo Gage, autor principal del estudio.
"Estos extraordinarios resultados muestran cómo este patrón de apareamiento común pero paradójico puede evolucionar si las hembras lo utilizan para evitar la reproducción con aquellos machos genéticamente incompatibles". "Hay un claro ejemplo de esto en los programas de repoblación del salmón: hay que mantener la diversidad genética en la población obligando a cada hembra para que sea fecundada por machos diferentes".