Hace unos meses, Microsoft sorprendió a la industria del videojuego con un movimiento que dejó a todo el sector perplejo: el anuncio de la compra de ZeniMax Media, compañía matriz que engloba estudios tan importantes como Arkane Studios, MachineGames, id Software y Bethesda Softworks. La compra, confirmada y efectuada hace unos días, ha tenido un impacto directo sobre el usuario de Xbox, que ha visto como un buen puñado de títulos de las diferentes compañías han dado el salto a Xbox Game Pass Ultimate.
Entre los bien recibidos títulos, hay una serie de la que queremos hablar detenidamente hoy, ya que se trata de una de las más importantes y emblemáticas del género del rol occidental. Hablamos, como no podría ser de otra manera, de The Elder Scrolls, una de esas sagas que sientan cátedra con cada entrega y que atesoran un lore y una legión de fans envidiable. ¿Preparados para revivir las tierras de Morrowind, Oblivion y Skyrim?
Una historia que va más allá de la épica
Uno de los buques insignia de la saga es su trama argumental, que va desplegándose a medida que exploramos el basto mundo que nos rodea. Ya sea en la isla de Morrowind, en la tierra de Oblivion o en los parajes draconianos de Skyrim, nuestro protagonista tendrá absoluta libertad para ir hacia cualquier parte, sin ninguna directriz urgente que nos obligue a pasar por un lugar determinado.
Esta falta de linealidad es, de hecho, una de las mayores bazas de la obra, ya que permite explorar la narrativa de cada uno de los títulos de la serie en función de la curiosidad del jugador, de las ganas que tenga de involucrarse con los personajes de uno u otro pueblo y de las diferentes facciones que le despierten simpatía. Obviamente hay una trama principal, que explica las líneas generales de cada obra, pero cualquier fan que haya saboreado la serie sabrá que, más allá de lo escrito en los pergaminos, el verdadero mundo y la verdadera historia de The Elder Scrolls se forja durante la travesía.
Lo que cuenta es el grado de inmersión enfermiza que ofrece, y que nada tiene que ver con lo visto en otros exponentes del género. Morrowind nos enseñó a no coger lo que no era nuestro si no queríamos acabar en un calabozo o a tortas con los guardias; dejándonos boquiabiertos y presentando un sistema de decisiones y de jugabilidad nunca antes visto en un videojuego de rol: cualquier decisión, aunque sea una equivocación tan tonta como pegar a un aldeano sin querer, tiene su impacto directo en el mundo que nos rodea, así que cuidado con las primeras impresiones en un lugar nuevo.
Sería imposible tratar de escribir la trama argumental de una serie que cuenta con miles de líneas de diálogo y millones de líneas de texto. Preferimos que sea el jugador el que lo vaya descubriendo poco a poco, a su ritmo, para evitar que se sienta abrumado, al menos, en el plano narrativo.
Atrapa desde la primera hora de juego
Decíamos que el jugador podría sentirse abrumado ante la trama argumental, que es extensa y variada, pero realmente a lo que nos referimos es a su jugabilidad, trabajada como pocas y satisfactoria como ninguna. Empezando en Morrowind, evolucionando en Oblivion y rozando la perfección con Skyrim, el sistema de juego es tan complejo y variado que pasaremos, literalmente, horas poniéndolo todo a nuestro gusto.
Como videojuego de rol, The Elder Scrolls asume la cámara en primera persona para fomentar la inmersión, pero eso no significa que vayamos a estar, como en un videojuego de acción, matando enemigos a diestro y siniestro. De hecho, la mayor parte de la aventura la pasaremos explorando, hablando con personajes o perdiéndonos por el increíble mundo que ofrecen los tres títulos, así que aquellos jugadores que no tengan ni un poquito de paciencia ya pueden ir buscándose otra alternativa. Por el contrario, aquellos que busquen una aventura de verdad, en mayúsculas, encontrarán una fuente inagotable de diversión.
De esta manera, y dando unas pinceladas sobre lo que nos podemos encontrar en las diferentes regiones que componen el mundo, nos encontraremos, desde el primer momento, solos ante el peligro. A partir de aquí, se abrirán las parcelas entre las que se mueve como pez en el agua: encargos y misiones para explorar el mundo; gremios a los que unirnos para dotarnos de mayores habilidades; facciones a las que podremos apoyar o traicionar en algunos momentos de la aventura para ver el impacto en cada región; centenares de catacumbas que descubrir; multitud de horas de gestión de inventario; multitud de maneras de resolver las misiones, ya sea por la vía bélica o diplomática; en definitiva, una serie que, por mucho que escribamos sobre ella, debe vivirse en las carnes de cada uno.
Prodigio técnico para su época
Los videojuegos de los que hablamos ya tienen varios años a sus espaldas, sobre todo Morrowind, que apareció en la primera Xbox. En este sentido, si bien es cierto que los tres fueron referentes técnicos en su época, las obras tridimensionales suelen envejecer bastante mal, sobre todo en lo que se refiere a animaciones y personajes.
Si somos capaces de hacer un ejercicio de retrospectiva, y ponernos en la piel de un jugador a principios de los 2000, encontraremos belleza dentro la isla de Morrowind. Oblivion corre mejor suerte, aunque se le notan las costuras. Skyrim, por su parte, continúa siendo el mejor de todos en materia gráfica, y más teniendo en cuenta las opciones de personalización. La banda sonora no se queda atrás, ni mucho menos, con melodías épicas y fantásticas que, aún a día de hoy, nos siguen poniendo los pelos como escarpias.
El futuro todavía está por escribirse
Se sabe que la sexta entrega está en producción, pero se desconoce cómo se integrará dentro del universo medieval y si el título será una exclusiva para sistemas Microsoft. Sabemos que la compañía no es celosa de lanzar títulos en otras plataformas, y así lo demuestran Minecraft y Ori & and the Blind Forest, títulos propiedad de Xbox Game Studios que no tienen reparos en aparecer en diferentes sistemas, pero habrá que ver cómo plantea la compañía de Redmond el lanzamiento de los nuevos títulos.
En cualquier caso, y volviendo al presente, The Elder Scrolls vuelve a las plataformas de Microsoft gracias al servicio estrella de la compañía y dando al jugador la oportunidad, única, de volver a vivir cientos de horas de juego en cada título por separado. Advertimos que tal ardua empresa no es apta para jugadores poco tolerantes con la frustración, al mismo tiempo que animamos a todos aquellos que no lo disfrutaron en su día a probar los referentes del rol occidental.