Cuando en 1993 se preparaba el cuarto lanzamiento de la saga The Legend of Zelda, esta creación de Shigeru Miyamoto y Takashi Tezuka ya se había convertido en uno de los buques insignia de Nintendo. Nadie se imaginaría en su momento que Link cambiaría tanto hasta llegar a como aparece en The Legend of Zelda: Breath of the Wild (2017), y aunque la mayor evolución de la saga se le atribuye popularmente a The Legend of Zelda: Ocarina of Time (1998), el auténtico despertar de Link se vivió con The Legend of Zelda: Link’s Awakening (Game Boy, 1993), que ya puedes revivir con la adaptación para Switch.
El desarrollo original encabezado por Takashi Tezuka contaba con unos por aquel entonces jóvenes talentos como Kensuke Tanabe y Yoshiaki Koizumi, tratando de hacer una creación más desenfadada, y marcaron una diferencia clave para la saga: Link’s Awakening, fue el primer título de la serie en contar una historia más allá del viaje del héroe. La ambientación, los habitantes de la isla y la sucesión de misterios conformaron la que hoy en día es una de las entregas más especiales.
The Legend of Zelda: Link’s Awakening es un Zelda atípico. Para empezar, porque aquí no hay princesa Zelda. Los creadores del original se tomaban este desarrollo como una actividad extraescolar, un ejercicio de relajación con un poco más de libertad creativa, y por eso se pueden encontrar detalles extraños como Goombas, Chomp Cadenas y Plantas Piraña de la serie Super Mario, enemigos con cierto parecido a Kirby, e incluso a Will Wright, creador de SimCity, como vecino de la isla.
En aquella época, la serie de televisión Twin Peaks era muy popular, y Tezuka quería llevar al videojuego algo similar a lo que los espectadores vivían en aquel pueblo. "Cuando nos pusimos con Link’s Awakening, quería crear algo similar, de alcance relativamente pequeño para que fuese más fácil de comprender, pero con unos personajes muy profundos e inconfundibles", aseguró. La atmósfera extraña, la sensación constante de desconexión con la realidad, los diálogos desconcertantes con los vecinos, y quién sabe si hasta el búho que guía a Link y las estatuas que susurran pistas, pueden ser referencias al popular fenómeno creado por David Lynch y Mark Frost.
Cada uno de los habitantes de la isla Koholint es único y peculiar, intencionadamente creados para que todos parezcan sospechosos, y muchos formando parte de una cadena de favores clave en el desarrollo del juego basada en la ‘fábula del millonario de la brizna de paja’ que posteriormente influyó en algo tan icónico como conseguir la Espada Biggoron a través de un huevo de Cucco en The Legend of Zelda: Ocarina of Time.
Link’s Awakening no es solo una entrega especial. Es una entrega de las comúnmente llamadas Zelda 2D en las que el uso de la perspectiva cenital y tanto la exploración como los puzles sobre un plano marcan la diferencia. Esta versión para Switch no es solo el juego original llevado a una nueva consola, sino que el apartado visual ha sido completamente renovado y adaptado a la alta definición, mostrando un aspecto como de maqueta de miniaturas.
El paso de estos 26 años y el salto a una nueva consola permite también nuevas funcionalidades, como movimiento en 360°, más botones dedicados a acciones como la espada, el escudo y el sprint de las botas de Pegaso y mejoras en el mapa del juego, accesible en cualquier momento y con opciones de señalar y marcar puntos interesantes. Además, se incluye la mazmorra del color, un desafío opcional procedente de la versión ampliada del juego original para Game Boy Color: Link’s Awakening DX. Estará disponible desde el 20 de septiembre.