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Análisis 'ARK: Survival Evolved', la supervivencia extrema con dinosaurios llega a Nintendo Switch

La adaptación de la obra a Nintendo Switch nos ofrece incontables horas de diversión, tanto en su modo en solitario como en sus vertientes en línea.

La videoconsola híbrida de Nintendo continúa nutriéndose de un catálogo que, hace unos años, parecía impensable dentro de una plataforma que puede actuar en modo portátil. Superproducciones tan aclamadas como DOOM o Wolfenstein II: The New Colossus han sacado a relucir los músculos de la japonesa, permitiendo experiencias audiovisuales notables y haciéndonos olvidar las odiosas comparativas entre plataformas, más allá del puntillismo de la alta definición. Nintendo Switch es versátil y capaz de enganchar a todo tipo de jugadores, tal y como indican las ventas acompañan, y ahora llega el momento de presentar una de las producciones más ambiciosas de lo que llevamos de generación: ARK: Survival Evolved, el videojuego de supervivencia entre dinosaurios que lleva tiempo reuniendo un nutrido séquito de jugadores. El título da el salto a la híbrida respetando la fórmula y ofreciendo un sistema de juego único que nos dará cientos de horas de diversión. ¿Preparados para domar dinosaurios y sobrevivir en un mundo gigantesco y hostil?

La fórmula ARK

La supervivencia es la clave. Esta es la premisa básica de la obra de Studio Wildcard y que deberemos tener presente durante toda la partida. En líneas generales, el videojuego ofrece exactamente la misma fórmula que sus versiones hermanas, respetando tanto contenido como elementos que han hecho del título un videojuego de culto para gran parte de la comunidad. Obviamente, y debido a las características de la propia consola, existen algunas ligeras diferencias, pero hay recalcar que no estamos ante una versión reducida o lite, sino que tenemos la misma obra aparecida en PC, Xbox One y PlayStation 4: todo un logro en cuanto a ingeniería se refiere.

Dicho esto, ARK: Survival Evolved nos propone crear un superviviente con un editor bastante completo. Si nuestro interés pasa por no tocar demasiado y centramos en aspectos como el rostro, el pelo o el tamaño de las extremidades el resultado es bastante funcional. Creado nuestro avatar, apareceremos semidesnudos en una playa, y aquí comienza nuestra gigantesca aventura.

Y es que lo que propone el título no es otra cosa que luchar contra nosotros mismos por la supervivencia en un contexto completamente hostil y repleto de depredadores extintos. Sin apenas tutoriales, con todo un mundo por descubrir y limitándonos a recoger todo cuanto veamos en nuestro camino, comenzaremos a mezclar componentes para crear eneagramas que nos hagan la vida un poco más sencilla. Podemos crear un pico para defendernos ante ataques de dinosaurios de bajo nivel, pero olvidaros de hacer frente a dinosaurios más poderosos con herramientas tan básicas. No os preocupéis, a medida que vayamos avanzando tendremos acceso a mejores y más variados eneagramas para sobrevivir en la jungla animal.

Crear asentamientos, mejorar nuestro equipamiento, recolectar los recursos necesarios para construir, descubrir nuevas fórmulas y recetas, explorar los 50 kilómetros cuadrados que componen el mapa y evitar morir a cada enfrentamiento será una constante dentro de la aventura. Y la fórmula funciona. Eso sí, las primeras horas son bastante intensas por la gran cantidad de elementos a tener en cuenta durante la partida, ya no sólo los componentes básicos del personaje –hambre, salud, frío, etcétera–, sino también la diversidad y profundidad de ingredientes y pruebas necesarias para dominar, con cierta eficacia, el concepto de supervivencia.

Una vez automatizados los primeros procesos y comprendido lo mínimo como para seguir respirando, el videojuego va abriéndose cada vez más, dando lugar a una infinidad de posibilidades dentro del mismo, multiplicando exponencialmente las horas de diversión y fomentando la curiosidad del jugador, que debe ir probando constantemente nuevas fórmulas para domar a los dinosaurios y mantenerse con vida.

En compañía todo es mejor

ARK: Survival Evolved es, para muchos, un videojuego casi infinito. Sí, tenemos una trama argumental que nos guía y lleva de un punto a otro del escenario, fomentando la exploración, pero la realidad es que este tipo de proyectos se construyen sobre la base de que es el mismo jugador quien compone y escribe su propia historia. En este sentido, y como en títulos como Minecraft, será la curiosidad del jugador la que aumente o disminuya las horas de diversión.

De la misma forma, al ser la última versión en aparecer en el mercado, ésta viene equipada con todas las novedades y actualizaciones, incluyendo los servidores para jugar en solitario, en cooperativo o competitivo con hasta 64 jugadores. Antes de iniciar la partida tendremos que seleccionar el servidor –es necesario una suscripción a Nintendo Switch Online– o directamente pasar al modo solitario.

En este sentido, a diferencia de la experiencia en solitario, la supervivencia extrema se lleva mucho mejor en compañía, y de paso conoces a otros usuarios, fomentando la comunidad y cada uno, aportando su granito de arena para la tribu - una de las experiencias más placenteras que ofrece la obra. Dedicar nuestros esfuerzos en llevar alimentos y cocinarlos en el asentamiento mientras que otra parte del clan va a la caza de un Tiranosaurios Rex fomenta el espíritu colaborativo y crea esa sensación de hermandad que pocos títulos ofrecen. Por supuesto, también podemos competir y combatir contra otros usuarios en los servidores competitivos, donde se cumple la cita de Hobbes de que "el hombre es un lobo para el hombre".

Un videojuego de largo recorrido

Insistimos: ARK: Survival Evolved es un videojuego de largo recorrido. Al principio nuestras habilidades y opciones estarán limitadas al nivel, pero a medida que vamos avanzando iremos adquiriendo más destrezas, multiplicando las posibilidades sobre el terreno y animándonos a continuar con la mezcla de exploración y supervivencia que se propone. Sabemos, por experiencia propia, que la propuesta de Studio Wildcard es capaz de dar a cualquier jugador centenares de horas de diversión y aventura. Las ventas y las horas de juego desde su lanzamiento –en todas las plataformas– así lo demuestran y en este caso no debería ser menos, puesto que ARK en Switch incluye por completo la Isla ARK, con más de 100 criaturas prehistóricas y de ficción tales como el T-Rex, Giganotosaurus, Direwolf y el Yeti.

ARK: Survival Evolved es una propuesta única dentro de su género. La supervivencia, la mezcla de tecnología y dinosaurios, los combates contra los extintos, las posibilidades que ofrece la cooperación en el juego en línea y la gran sensación de libertad que tiene el jugador una vez ha aprendido sus principios básicos es digna de elogio. Además, la diversión se va acelerando a cada nuevo paso que damos, manteniéndonos enganchados durante horas cada día. La adaptación de la obra a Nintendo Switch nos ofrece incontables horas de diversión, tanto en su modo en solitario –ideal para probar, errar y morir– como en sus vertientes en línea. ¿Sobrevivirás?

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