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Análisis 'Shadow of the Tomb Raider': un gran cierre para la trilogía aunque poco innovador

Lara Croft culmina su viaje con una aventura imprescindible para los amantes del género.

Aventuras. Tensión. Disparos. Supervivencia. Algunos de estos conceptos han ido desarrollándose paulatinamente dentro de la nueva marca Tomb Raider, estrenada y revitalizada en 2013 gracias al reinicio que hicieron Crystal Dynamics y Square Enix. El pistoletazo de inicio llevó a Lara a naufragar y luchar por su vida mientras iba convirtiéndose, casi sin quererlo, en una superviviente nata, acechando a sus víctimas en la oscuridad y descubriendo los planes de una organización llamada Trinidad.

Rise of the Tomb Raider, su secuela, nos dio más datos sobre los objetivos, hasta el punto de vincular el trabajo de Lord Croft, el padre de Lara, con la búsqueda de artefactos que, en última instancia, servirán para cambiar el mundo. Todo este trasfondo, rodeado de misterios y aventuras varias, culmina en Shadow of the Tomb Raider, la última entrega de la serie y cierre de la trilogía que, a diferencia de los anteriores, ha sido desarrollada por Eidos Montreal, creadores de Deus Ex: Human Revolution. ¿Preparados para vivir la última odisea de Lara? Preparad el piolet, porque empezamos.

El apocalipsis Maya y el error de Lara

Sin ánimo de querer hacer destripes sobre la trama argumental, que es bastante atractiva, Shadow of the Tomb Raider da inicio en México, donde Lara comienza a buscar pistas sobre el último artefacto descubierto en sus pesquisas. La Trinidad siempre va un paso por delante –o por detrás– de nuestra aventurera, y, este primer nivel, sirve para hacernos con los controles y ver cómo se ha desarrollado el personaje desde el final de Rise of the Tomb Raider. Poco después, eso sí, comenzará un viaje hacia la selva de Perú, el gran grueso de la aventura y lugar donde Lara tendrá que desarrollar todo su aprendizaje para sobrevivir, no sólo a los mercenarios de la orden, sino también a un sinfín de animales y criaturas acostumbrados a la ley del más fuerte. Por causas del guion, y hasta aquí podemos leer, Lara comete una insensatez y desata el apocalipsis maya, con inundaciones, tormentas, tsunamis y erupciones volcánicas a lo largo y ancho del planeta. ¿Nuestra misión? Detener, de alguna forma, el caos y evitar que la Trinidad se haga con el control absoluto de la situación.

En este sentido, Shadow of the Tomb Raider mantiene intactos los esquemas que hicieron grande a sus predecesores. No se trata de una obra de mundo abierto, sino más bien una sucesión de niveles enormes en los que perdernos, con unos objetivos claros y mucho juego vertical –incluso con niveles que transcurren bajo el agua–. La particularidad de este nuevo título es que explora y expande los conceptos vistos antaño: ahora Lara es mucho más letal, se mimetiza con la selva, con la posibilidad de embadurnarnos de barro para camuflarnos con el entorno, nuevas muertes inspiradas en las tribus ancestrales y un arsenal de habilidades y armas dignas de mención.

Cada una de estas nuevas habilidades las iremos desbloqueando, o bien en su árbol correspondiente –hay tres: buscadora, guerrera y carroñera, cada una con sus respectivas habilidades– o entrando en las tumbas y criptas repartidas por el mapa. Al principio comenzaremos bastante limitados, pero a medida que vayamos avanzando en la aventura –y gran parte de nuestros movimientos otorga experiencia– iremos desarrollando nuevas capacidades. Lo mismo ocurre con nuestro equipo: algunos son puntos meramente cosméticos –mención especial a los modelados de antiguos Tomb Raider–, pero otros nos otorgarán ventajas tácticas como un mayor sigilo o mayor resistencia.

Sobreviviendo a la jungla en una aventura apasionante

De nuevo, esta aventura está más centrada en la exploración y la aventura que en la acción, distanciándose así de otras propuestas similares sin olvidar, por supuesto, que Tomb Raider es sinónimo de puzles y acertijos varios. Si queremos superar la obra podremos hacerlo en menos de 20 horas, siempre y cuando nos dejemos por el camino multitud de coleccionables y misiones secundarias que van dando sentido y forma al mundo creado para la ocasión.

Si bien es cierto los objetivos secundarios no tienen demasiado peso en la trama argumental, y la gran mayoría se centran en aniquilar enemigos o en ir de un punto a otro del mapa, la jugabilidad de Shadow of the Tomb Raider nos invita, casi imperceptiblemente, a ir cumpliendo todos los objetivos y a descubrir todas las criptas y tumbas. Cada cripta esconde un tesoro, y éste estará rodeado de puzles y trampas que necesitaremos sortear, y, cuando lo hayamos adquirido, sentiremos una sensación de placer que invita a seguir explorando todos los rincones del mapa.

En este sentido, la dificultad del juego se ajusta en tres niveles (combates, exploración y puzles), pudiendo modificarlos en cualquier momento. Podemos, por ejemplo, hacer que los combates sean menos agresivos mientras que los puzles no ofrezcan pistas adicionales para rompernos la cabeza. Ajustar el nivel "uno con la selva" será un reto para los que vengan de los títulos predecesores, pero si queréis algo más duro "Obsesión mortal" hará las delicias de los más dedicados.

Belleza desde el primer minuto

Otro de los puntos clave de la franquicia es su apartado audiovisual. Si Rise of the Tomb Raider nos dejó con la boca abierta por su distancia de dibujado y sus efectos visuales, esta nueva iteración de la franquicia hará lo propio con las expresiones faciales, los personajes y la densidad de los escenarios. Los efectos de iluminación son sublimes, las sombras perfectas y, en general, el juego funciona robustamente dando la impresión de que estamos ante un juego orgánico. Los animales van pululando allí y allá, la inteligencia artificial de los enemigos, pese a no ser perfecta, también nos ha sorprendido en algunos momentos, pero lo mejor de todo es el estilo y el tono que la desarrolladora ha querido ofrecer en este cierre: la humanidad de Lara se representa en todo momento y su evolución como personaje queda fielmente representada en pantalla.

Lo mismo ocurre con la banda sonora y el doblaje, que respeta actores en castellano. Tanto las piezas musicales como los sonidos de la selva y las voces encajan a la perfección en el mundo. Es más, podremos optar por un doblaje mixto –que respeta acentos y dialectos en función de la situación geográfica en la que nos encontremos– o tirar directamente por el doblaje al castellano, que está a muy buen nivel.

Conclusiones

Quizá uno de los aspectos que más se le puede achacar a la obra es que no innova demasiado a la hora de ofrecer nuevos esquemas jugables. También es cierto que no los necesita, pues tiene una jugabilidad que convence desde el primer minuto y que enganchará a los adictos a la exploración y aventuras. En este cierre de trilogía, Lara es más letal que nunca, y no faltan los acertijos, tiroteos y las secciones de plataformas. De la misma manera, se despejan los interrogantes del guion y se cierra una serie que, esperemos, vuelva más pronto que tarde para dar vida a uno de los iconos más emblemáticos de la industria del videojuego.

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