Al principio, Mario se llamaba simplemente Jumpman. El protagonista de Donkey Kong, la máquina recreativa lanzada en 1981 que supuso el primer gran éxito de Shigeru Miyamoto, no tenía nombre. No era tan extraño: aquel videojuego estaba destinado a basarse en los personajes animados de Popeye, con Brutus como Donkey Kong y Olivia como la dama a rescatar, pero Nintendo no pudo tener los derechos a tiempo y hubo que inventarse unos personajes propios que, con el tiempo, iba a tener mucho más valor que los de las espinacas.
A Mario no le pusieron ese nombre hasta dos años después, con el lanzamiento de Mario Bros. Lo eligieron por el propietario de las primeras oficinas que alquiló Nintendo en Estados Unidos. Aquella máquina recreativa dio a conocer también a Luigi, el hermano de nuestro protagonista, le dio su indumentaria roja y azul, escogida por su buen contraste con el fondo negro, y la profesión de fontanero, debido a que transcurría bajo tierra con los distintos escenarios conectados por tuberías gigantes. Pero sería dos años después, con el lanzamiento de Super Mario Bros, con el que el personaje alcanzaría la fama.
Hay que recordar que el sector del videojuego doméstico había entrado en una crisis brutal en el año 1983. Debido a su gran crecimiento en Estados Unidos, había una enorme variedad de consolas incompatibles entre sí y un número aún mayor de videojuegos, muchos de una calidad lamentable. Tras un periodo de entusiasmo, el público perdió confianza y muchas producciones destinadas a ser grandes éxitos acabaron en el basurero, con muchas empresas como Atari arruinadas o al borde de la bancarrota y otras como Mattel abandonando el mercado.
Hubo que esperar a que 1985 Nintendo lanzara su consola NES en Estados Unidos para que la crisis amainara. Buena parte del éxito fue debida a Super Mario Bros, que con diez millones de unidades vendidas se convirtió en el primer gran éxito de ventas desde la crisis. Aunque no fue el primero en proponerlo, el videojuego de Miyamoto se convirtió en el ejemplo a imitar de los videojuegos de plataformas laterales. Un éxito que repetiría una década después con Super Mario 64, que marcó el camino a seguir por los juegos de plataformas en tres dimensiones.
La popularidad de los juegos y la conversión de Mario y los demás personajes de la saga en iconos de Nintendo ha llevado a la compañía a emplearlos en todo tipo de juegos: coches, lucha, golf, fútbol... Lo encarnó el fallecido Bob Hoskins en la gran pantalla, en una película que supuso un gran fracaso comercial y artístico. Pero Mario también ha estado en Los Simpsons, ha dado nombres a calles y avenidas y su efigie ha sido inmortalizada en todo tipo de merchandising. Se le ha llegado a comparar con Mickey Mouse, lo que seguramente sea una exageración. Pero lo que no cabe duda es que es el personaje más famoso de toda la historia de los videojuegos, que no es poco.
Su creador, Shigeru Miyamoto, sería también el autor de Legend of Zelda y la consola Wii, entre otros éxitos. Ha recibido el Premio Príncipe de Asturias y la Legión de Honor francesa y ha sido incluido en el listado de las personas más influyentes del mundo de la revista Time. Todo ello debido a la creciente importancia del videojuego en general, pero también, sin duda, al autor de su personaje más famoso.