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¿Cómo nació Nintendo?

Imagine que la venerable Heraclio Fournier se dedicase hoy a los videojuegos. Pues algo así sucedió con Nintendo, que empezó vendiendo naipes.

Nintendo comenzó como fabricante de naipes japoneses, los hanafuda. | Flickr/CC/Japanexpertena.se

Una de las cosas que llevaron los marinos portugueses al Japón durante la Edad Media fueron los naipes, que los isleños recibieron con entusiasmo. Sin embargo, durante los siglos en que se cerró el país a toda contaminación cultural de Occidente también se prohibieron las cartas. De modo que los más emprendedores las modificaron, sustituyendo los números por los meses del año y los palos por las cuatro estaciones. Así nacieron las hanafuda, los naipes nipones. Pero como la policía no es tonta, también los acabaron prohibiendo, aunque se siguieron usando en la clandestinidad.

En 1885 se levantó esa suerte de ley seca de las cartas, lo que provocó la aparición de numerosas tiendas de naipes. Una de ellas fue fundada en 1889 por un jugador entusiasta llamado Fusajiro Yamauchi en Kioto. La llamó Nintendo, nombre sobre el que hay cierta controversia, dada la complejidad del idioma japonés. No está claro si significa "deja la suerte en manos de los dioses" o un más prosaico "empresa que tiene permitido vender hanafuda". Están locos estos japoneses.

En cualquier caso, el patriarca de la familia Yamauchi logró convertirse con el tiempo en el primer fabricante de cartas del país, gracias sobre todo a ser el primero en comercializar barajas occidentales. Al no tener hijos varones, Fusajiro concertó el matrimonio de una hija con el empleado al que quería confiar la dirección de la empresa. Sekiryo Yamauchi mejoró el funcionamiento general de Nintendo, pero tampoco tuvo hijos varones, así que intentó repetir la jugada de su suegro. Desgraciadamente no tuvo tanta suerte. Su yerno, llamado a sucederle al frente de la empresa, abandonó a su mujer y su hijo y nunca más se le volvió a ver. Así que cuando en 1948 Sekiryo enfermó le sucedió su nieto Hiroshi, que acababa de cumplir los 22.

Para el nuevo director general de Nintendo aquello fue un marrón. Era un universitario juerguista, que se había librado de la guerra gracias a la influencia política de su abuelo y que no había conocido otra cosa que la buena vida. Era un niño de papá, vamos, y los trabajadores no se fiaban de él. Tuvo que aguantar huelgas, incluso de hambre, pero introdujo las cartas de plástico, llegó a un acuerdo con Disney para usar sus personajes en los naipes y automatizó la fabricación. El éxito fue tremendo, para una empresa de cartas al menos, y Nintendo salió a bolsa en 1962. Pero dos años después las ventas decayeron y se vio obligado a buscar nuevos negocios.

Hicieron de todo durante esos años. Hiroshi Yamauchi abrió una filial de taxis, comercializó arroz instantáneo y hasta fundó una cadena de hoteles del amor para que las parejas japonesas pudieran hacer sus cosas con cierta intimidad, sin abuelitas ni niños de por medio. Todo fracasó miserablemente menos los juguetes. Uno de los empleados de mantenimiento, Gunpei Yokoi, creó en sus ratos libres un brazo mecánico que permitía a quien tuviera suficiente habilidad coger objetos a distancia: un gadgetobrazo, vamos, al que se llamó Ultra Hand... y del que se acabaron vendiendo 1,2 millones de unidades en Japón. Gracias a Yokoi y sus inventos, las cartas se redujeron ya en 1969 a sólo un 30% de la facturación.

Pero pese a su crecimiento, el gigante de los naipes era un pigmeo de los juguetes, así que Yamauchi decidió apostar por diferenciarse centrando los esfuerzos de la empresa en los juguetes electrónicos, que eran suficientemente novedosos como para estar descuidados por los grandes. Uno de sus primeros éxitos fue el Love Tester, que supuestamente medía la afinidad amorosa de dos personas, pero con lo que realmente triunfaron fue con unas pistolas que mediante tecnología fotoeléctrica permitían saber cuándo habías dado en el blanco sin necesidad de disparar ningún proyectil.

Estas pistolas llevaron a Nintendo a los salones recreativos, donde nacerían Donkey Kong y Mario, y de ahí a las consolas domésticas y portátiles: de la NES a la Wii, y de las Game & Watch a la 3DS. Satoru Iwata, su actual presidente, ya no pertenece a la familia Yamauchi. Pero al menos siguen fabricando cartas.

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