Los videojuegos de acción en primera persona son el género más demandado por la comunidad de jugadores; temporada tras temporada ocupan los puestos más altos de las clasificaciones de ventas. Bajo este panorama, son dos las franquicias que año tras año evolucionan la fórmula y la adaptan a las nuevas exigencias del colectivo: Call of Duty, todo un referente del género desde que dibujara la Segunda Guerra Mundial con todo lujo de detalles; y Battlefield, la propuesta de Electronic Arts que se desentiende del frenesí dinámico para centrarse más en la táctica y la estrategia.
Los seguidores de Battlefield tienen en mente el estrepitoso lanzamiento de Battlefield 4, cuya vertiente en línea –una de las más importantes– se estrenó con problemas en el código del juego que mantuvieron a la comunidad de jugadores durante meses sin poder disfrutar de la experiencia prometida. Quizá por ello la editora, en un movimiento similar a la rotación entre estudios que emplea Activision a la hora de encargar sus Call of Duty, decidió pasar el testigo de DICE a Visceral Games, creadores de la franquicia Dead Space, con la intención de ofrecer una entrega diferenciada de la serie bélica. Así, la nueva entrega de la serie, Battlefield: Hardline, se olvida de las batallas militares a gran escala para presentar encuentros más urbanos, estrena nuevas mecánicas y añade un toque de aire fresco a un género demasiado prolífico. Pero queda una importante cuestión por determinar en esta aventura diferenciada de la serie: ¿será del agrado de los aficionados a la marca? Veamos qué nos ofrecen las calles de Miami en esta aventura de policías y ladrones.
'Woop! Woop! That's the sound of da police!'
El cambio de escenario hacia una ciudad como Miami no es, ni de lejos, casual. Rodeando tanto el modo historia como el juego competitivo, la ciudad estadounidense vuelve a ser retratada como un hervidero de crímenes plagado por malhechores, traficantes y maleantes que el jugador tendrá que frenar y detener. Así, y a diferencia de anteriores propuestas, el modo historia ha recibido un trato especial en esta entrega, que estrena mecánicas que insisten en llevar al amante del juego online a saborear otras sensaciones, las propias de servir al orden con placa y pistola. Se adopta para la entrega una especie de formato episódico que emula el visto mil veces en las series policiacas de televisión. De esta manera el jugador encarna a un detective del cuerpo de policía de la ciudad. La sucesión de niveles va abriendo poco a poco la trama argumental, donde se irán desgranando algunos de los secretos más peligrosos que guarda la ciudad de Miami, además de la tensión existente entre las fuerzas del orden y sus colaboradores en la calle. Ni que decir tiene que la historia está repleta de clichés, pero no deja de ser interesante la posibilidad de jugar desde una perspectiva más formal y menos comprometida a disparar todo lo que se mueva.
Aquí se plantean dos ejes completamente opuestos. El primero de ellos sigue la estela de cualquier título del género, es decir, disparar dentro de nuestro campo de visión, exceptuando algunos momentos donde, a causa del guion, nos dediquemos a otras empresas menos arriesgadas. En contraposición encontramos el rol de proteger y servir, que nos invita a un estilo de juego mucho más pausado, basado en la detención de enemigos utilizando la placa para inmovilizar hasta un máximo de tres enemigos, que habrá que seguir con el rabillo del ojo para que no se subleven.
Las diferencias entre los estilos de juego son claras, aunque para cumplir ciertos objetivos secundarios –como detener criminales en busca y captura o recoger pruebas que aclaren la investigación en curso– tendremos que ir con pies de plomo. Contamos, además, con diversos gadgets para cada situación, como por ejemplo el radar integrado en el teléfono móvil, que servirá para identificar a criminales y marcar a los enemigos, dándonos así una ventaja táctica a la hora de abordar cada situación. Sin duda, la historia de Hardline, a diferencia de sus predecesores, es un buen punto de partida antes de entrar en el modo estrella de la obra: el juego en línea.
Proteger y servir en equipo
La modalidad preferida de los seguidores de Battlefield, ha sido, desde siempre, el modo multijugador. Los conflictos bélicos persistentes son una seña de identidad para la firma, sumado, además, al gran tamaño de los mapas, la posibilidad de jugar en partidas de 64 jugadores y el gran abanico de vehículos disponibles. Todos estos ingredientes han hecho de Battlefield un referente en el plano del entretenimiento digital. Pero Battlefield Hardline abandona la estela de sus predecesoras. La captura de posiciones y las amenazas de bomba han sido sustituidas por modos más dinámicos y rápidos, donde la acción transcurre a pie. Si bien es cierto que existen algunos vehículos que pueden ofrecer cierta ventaja al equipo, algunas clases han sido modificadas para nuevos roles dentro de la partida.
Entre las propuestas, destaca en primer lugar el modo Atraco. Los jugadores se dividen en dos equipos: policías y ladrones. Aquí el objetivo de los primeros será proteger una reserva de dinero que los delincuentes intentar conseguir y trasladar hasta un helicóptero preparado para escapar. En este modo de juego la tensión se traslada hacia diversos núcleos, donde los convictos tendrán que explotar diferentes entornos –la cámara acorazada de un banco, un invernadero lleno de marihuana, etcétera– para hacerse con el paquete. Por su parte, en Dinero Sangriento la sucesión de acontecimientos es similar, pero teniendo presente que ambos bandos están formados por criminales que quieren ver crecer sus arcas, de modo que tendremos que ir aniquilando a nuestros enemigos robándoles el dinero para llevarlo a nuestra base.
Estos dos modos de juego vendrían a sustituir al principal modo Conquista, también incluido en Hardline aunque con menos inspiración en materia de escenarios. Como adelantábamos, este nuevo Battlefield es mucho más directo y rápido, con encuentros mucho menos tácticos, algo que queda demostrado con la diferenciación de clases, algunas de las cuales, desde luego, han quedado perjudicadas por la transición del conflicto bélico al escenario urbano.
Así pues, contamos con las clases operador, mecánico, apoyo y profesional, cada uno con su respectivo arsenal de armas y gadgets. Formar un escuadrón equilibrado en función del modo de juego será necesario para evitar morir a cada paso, pues insistimos en que el juego es mucho más cerrado y rápido que en líneas anteriores. Por cada muerte y objetivo cumplido seremos recompensados con experiencia y dinero, elementos que nos permitirán acceder, comprar y mejorar armas para aumentar el rendimiento en el terreno de juego.
Entre las novedades específicas de los modos de juego también destaca la vertiente Puente, que nos lleva a conducir vehículos a toda velocidad para obtener puntos. Al igual que en los modos conquista, el jugador debe mantenerse durante cierto tiempo en el lugar asignado –en este caso, los vehículos– para puntuar, lo que se traduce en trepidantes y frenéticas persecuciones y disparos por las carreteras de la cuidad. Finalmente, la vertiente en línea se complementa con los modos Rescate, donde adoptando el papel de policías tendremos que poner a salvo a los rehenes mientras los delincuentes intentan impedirlo; Fuego cruzado, donde los policías tendrán que llevar a un miembro de su cuerpo al punto de extracción; y, por último, los típicos modos Conquista y Eliminación por equipos.
Reflejos de neón
A nivel técnico, Battlefield Hardline utiliza el motor gráfico Frostbite 3, que pretende llevar la experiencia audiovisual a un nuevo nivel. Si bien es cierto que el título no dista demasiado de su predecesor, se han mejorado algunos aspectos como las animaciones faciales –sobre todo en el modo historia–, el movimiento de los personajes y el comportamiento de los vehículos. No obstante, uno de los elementos más aplaudidos de Battlefield 4, como es la destrucción de los entornos, no tiene la misma repercusión en las partidas. En la cuarta entrega numerada es frecuente ver cómo gran parte del entorno se destruye por el armamento –árboles caídos, derrumbes de estructuras y edificaciones, etcétera–. En Hardline este tipo de situaciones todavía existen, pero a una escala menor, lo que resta enteros de cara a los usuarios que vienen directamente del conflicto bélico.
Lo que sí se ha mejorado, y con creces, ha sido la banda sonora del título, con pistas que mezclan rock y hip hop para dar una ambientación mucho más certera al escenario compuesto por policías y ladrones. A su vez, el doblaje en castellano se caracteriza por ofrecer ese toque de serie de televisión aderezado con voces de actores reconocibles desde el primer momento.
Conclusiones
En definitiva, Battlefield Hardline reescribe la situación de la marca ambientándola bajo nuevos parámetros. El cambio ha sentado fenomenal al modo historia, que destaca por sus nuevas mecánicas y por la típica historia de detectives, delincuentes, dinero y drogas. Por su parte, la vertiente en línea se antoja menos densa y completa que en las entregas numeradas de la serie, ya sea por el reducido número de mapas –el título incluye nueve que se verán ampliados a través de contenido descargable– o porque las nuevas mecánicas lo acercan más a un estilo en línea más directo. En cualquier caso, estamos ante de un título que sin llegar a destacar, se antoja recomendable para los seguidores del género de acción y disparos, pero algo menos a los amantes de la fórmula original que ofrece la serie Battlefield.