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La consola Game Boy cumple 25 años

El dispositivo de Nintendo abrió un nuevo mercado, el del videojuego portátil, que vive hoy día un nuevo auge gracias a los teléfonos móviles.

El dispositivo de Nintendo abrió un nuevo mercado, el del videojuego portátil, que vive hoy día un nuevo auge gracias a los teléfonos móviles.

El estreno de Game Boy en Japón se produjo el 21 de abril de 1989, y ya han pasado 25 largos años desde que la primera consola portátil de Nintendo, con permiso de los clásicos Game & Watch, llegara a manos de los jugadores, cuyas horas de entretenimiento diversión se multiplicaron cada año por los frecuentes lanzamientos de títulos para la portátil. El arriesgado movimiento por parte de la compañía japonesa de ofrecer un sistema de videojuegos portátil caló hondo entre público y crítica marcando, otra vez, un nuevo rumbo dentro de la industria, el cual se extiende hasta nuestros días con potentes plataformas portátiles a modo de consola o teléfono inteligente.

En la década de los ochenta y noventa, la tecnología y la propia industria de los videojuegos, eran completamente diferentes. La portátil se estrenó como una auténtica revolución tecnológica no sólo por sus características internas, que a día de hoy no suenan tan potentes, sino por darle la posibilidad al jugador de hacerse con una biblioteca de juegos para disfrutar en cualquier lugar. Sus videojuegos, apoyados no sólo por Nintendo y sus franquicias más conocidas y emblemáticas, sino también por los grandes referentes del mundillo, fueron aumentando gradualmente en cantidad y calidad hasta dar con experiencias de juego lo suficientemente densas y divertidas como para satisfacer a cualquier tipo de jugador.

Adentrándonos en materia técnica, la Game Boy original tenía en sus entrañas un microprocesador de 8 bits a 4,16MHz, 8 KB de memoria RAM y una resolución de 160 x 144 píxels. Al no contar con retroiluminación, Nintendo decidió incluir un regulador de contraste para jugar en función de la cantidad de luz del ambiente. A día de hoy sus características son, cuanto menos, anecdóticas, pero viendo la evolución de los videojuegos podemos decir que la plataforma fue exprimida hasta límites insospechados.

Años más tarde entrarían en el mercado modelos más avanzados que mejorarían la nitidez de la pantalla e incluso la dotarían de retroiluminación. Pero lo más curioso es ver cómo los usuarios que han crecido con Game Boy veían, en su diminuta pantalla, un lugar de diversión sin grandes alardes tecnológicos o efectos especiales que los dejaran con la boca abierta. El mero hecho de jugar en la habitación, en transporte público o en cualquier lugar gracias a su autonomía proporcionada por 4 pilas AAA ya era toda una revolución. Además incluía la posibilidad de jugar de manera competitiva y cooperativa mediante el cable Link, lo que elevaría sus ventas hasta un nivel insospechado tras el lanzamiento de otro fenómeno mundial: Pokémon.

Con una nitidez de pantalla envidiable, Game Boy entró en el mercado con una cruceta y cuatro botones frontales: dos de juego (A y B) y dos de selección (Select, Start). Los desarrolladores de videojuegos tampoco necesitaron mucho más para añadir variedad a sus obras, pues hablamos de una videoconsola que no tiene gatillos ni joystick, dos añadidos que permiten nuevas combinaciones jugables altamente satisfactorias para el jugador, pero que llegarían más adelante.

Tetris en la Game Boy | WikipediaPero sin duda, el gran boom mediático de Game Boy tiene un nombre claro: Tetris. La creación de Alexey Pajitnov se estrenó dos meses después del lanzamiento de la plataforma con una premisa que todos conocemos, y con una banda sonora que se ha convertido en un hito no sólo a nivel de entretenimiento digital, sino que forma parte propia de la cultura mundial. Además del juego ruso, las adaptaciones de Super Mario, que hasta entonces se había estrenado en la sobremesa de Nintendo, también consiguieron ofrecer nuevas experiencias a los jugadores, estrenando el personaje de Wario en su tercera entrega, personaje que se convertiría, en los años venideros, en otro icono de la desarrolladora.

Son incontables los videojuegos que aparecieron en la portátil durante los más de diez años que estuvo la videoconsola en activo. Fenómenos como Pokémon se estrenaron en la plataforma, con una jugabilidad y unas características que mantuvieron a los jugadores enganchados a la captura de estos monstruos de bolsillo durante años. Capturar, entrenar e intercambiar con amigos estas criaturas se convirtieron en actividades típicas dentro de los jóvenes poseedores de una Game Boy, disfrutando de varias entregas que se complementaban y alzaban la diversión competitiva y cooperativa hasta límites nunca vistos. Otros proyectos, como The Legend of Zelda, también tuvieron representación dentro de la portátil: A Link's Awakening, una de las grandes obras maestras de la plataforma, está considerado por gran parte de la comunidad de jugadores como uno de los mejores –sino el mejor– título de la franquicia hasta el momento.

Sin embargo, la leyenda de Game Boy fue mermando poco a poco al terminarse la década de los noventa con el lanzamiento de Game Boy Color. A pesar de que ésta plataforma es compatible con los videojuegos de la original, la nueva portátil de Nintendo comenzaba a ofrecer experiencias "Only for Game Boy Color", por lo que muchos jugadores decidieron dar el salto a lo que sería una nueva forma de entender el entretenimiento portátil.

Por supuesto, tampoco podemos obviar lanzamientos tan interesantes como Game Boy Pocket, una revisión de la original más pequeña y delgada que mantenía la misma esencia mejorando la nitidez de la pantalla; o Game Boy Light, otra adaptación que contaba con retroiluminación pero que lamentablemente sólo estuvo disponible para el mercado japonés. Después llegaría Game Boy Advance y un sinfín de videojuegos y revisiones que apostaron por la continuidad, aunque mejorando los gráficos y la experiencia de juego hasta la llegada de Nintendo DS, otra de las revoluciones que firma la compañía japonesa y que acercó los videojuegos a un grupo de consumidores más escépticos.

Es indudable que debemos a Game Boy más de lo que pensamos. En ella se estrenaron multitud de franquicias que a día de hoy siguen luchando por reinventarse de la mejor manera y ofreciendo incontables horas de diversión a los jugadores. Sin el nacimiento de la plataforma de Nintendo la industria del videojuego no sería la que hoy disfrutamos. Muchos proyectos nacieron para portátil y después fueron adaptados a sobremesa, y a la inversa también ocurrió lo mismo. Curiosidades como soplar el cartucho o cuidar las cajas de cartón de los videojuegos son aspectos clásicos, casi olvidados por las nuevas generaciones de jugadores, que nos indican el cambio de rumbo que ha tomado la industria tras su inmersión en un mercado más dirigido a las masas.

Felicidades pues a Game Boy por alcanzar la edad de 25 años y a Nintendo por darle vida a uno de los proyectos que más impacto ha tenido entre los jugadores jóvenes. La desarrolladora sigue ofreciendo experiencias acorde con las tendencias actuales, pero sin duda los más nostálgicos recordarán una época en la que los lanzamientos no estaban anunciados en Internet, sino en revistas especializadas que contaban todos y cada uno de los nuevos detalles que se desvelaban desde Japón. Esperamos que, en algún momento, Nintendo decida retomar la marca para darle un nuevo sentido a la industria, un sentido que quizá se acerque más a las experiencias de antaño y no tanto a lo que pide la corriente más comercial.

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