UbiSoft lanza este martes 29 de octubre Assassin's Creed IV Black Flag, la nueva entrega de su popular franquicia de aventuras históricas con desarrollo libre. En esta ocasión, el protagonista es Edward Kenway, corsario y abuelo de Connor –el protagonista de la tercera entrega–, quien decide viajar de Gales a las Indias occidentales en busca de la gloria y la fortuna.
La nueva entrega es, de esta forma, una precuela de la anterior entrega de Assassin's Creed, al menos en la parte que se desarrolla en el pasado, los recuerdos. En el presente, el jugador asume el papel de un nuevo empleado de Abstergo, la compañía que sirve de máscara a la poderosa orden de los Templarios. Mientras va completando las secuencias de ADN, debe descubrir un milenario tesoro en el pasado y descubrir qué ocurrió con Desmond Miles, el sujeto 17.
Cuando se encuentra en Abstergo en el presente, el jugador se mueve en primera persona, mientras interactúa con personajes clave en la historia y va resolviendo diferentes puzles que le dan pistas sobre qué ocurrió con Desmond. En el pasado, asume el control de Edward Kenway, alternando un desarrollo libre a pie en tercera persona, con el control de un barco pirata por un inmenso mar plagado de islas por explorar.
UbiSoft había enseñado principalmente la versión de PlayStation 4 de Assassin's Creed IV en ferias de videojuegos como el E3 o la Gamescom. Sin embargo, el título de momento ha llegado a PlayStation 3 y Xbox 360, hasta que las consolas de nueva generación lleguen al mercado. Poco importa; Black Flag es un portento técnico en la actual generación, con unos inmensos escenarios, plagados de detalle y, especialmente, belleza.
La vida pirata, la vida mejor
El mar se comporta con un gran realismo y no para de regalar al jugador bellas estampas, como puestas de sol; las islas rebosan vegetación y están llenas de animales –de todo, desde cangregos a enormes tortugas, hasta iguanas o fieras salvajes– a los que podemos dar caza; y Kenway se mueve con la fluidez de un gato, con las animaciones heredadas del Connor de Assassin's Creed III. Los rostros de los personajes principales son lo suficientemente expresivos para que las secuencias que narran el guión nos metan en la historia.
El desarrollo es uno de los más completos de la saga, y combina los habituales desplazamientos y peleas a pie de Assassin's Creed con el manejo de barcos que UbiSoft introdujo en la tercera entrega. El gran acierto de UbiSoft no solo ha sido pulir esta combinación que ya vimos el año pasado, para hacerla más variada y satisfactoria, sino haber logrado una experiencia pirata muy convincente. Pocos videojuegos han logrado un nivel de ambientación y posibilidades así.
Debemos atacar –o defendernos– de otros navíos, hasta hundirlos o abordarlos y robar sus mercancías; cuidar que nuestra nave esté en buenas condiciones con reparaciones y mejoras; pescar tiburones; reclutar nuevos miembros para que la tripulación –que canta mientras navegamos– no se resienta; mejorar al personaje principal, buscar tesoros en islas; sumergirnos para buscar barcos hundidos... Y todo mientras nos cruzamos con piratas como Barba Negra y desentrañamos el misterio al que siguen la pista los templarios.
Assassin's Creed IV: Black Flag, desarrollado y editado por UbiSoft, ya está a la venta con un PEGI recomendado para mayores de 18 años, para PlayStation 3 y Xbox 360. La versión para PC y Wii U llegará el 21 de noviembre y será título de lanzamiento para Xbox One y PS4, que llegarán a nuestro país el 22 y el 29 de noviembre, respectivamente.