El comercio digital es una realidad. Según los datos del INE, la cifra de compradores online en los últimos tres meses de 2019 se situaba en el 46,9% de la población entre 16 y 74 años, algo por debajo de la media de la Unión Europea. En conjunto, estas compras representaban el 2,1% de todo el gasto en consumo de los hogares. Con el estallido de la pandemia, esta tendencia se ha disparado: en junio de 2020, las ventas del comercio minorista por internet fueron un 71,2% superiores al mismo mes del año anterior.
A mayor actividad, mayor necesidad también de preservar la seguridad. Y, en este sentido, Banco Santander se ha tomado muy en serio la protección de sus clientes ante posibles ataques digitales. Los ciberdelincuentes utilizan todo tipo de recursos para hacerse con las claves secretas a través de mensajes falsos y otros mecanismos, de manera que, en el momento en el que se accede a la red, cualquiera está expuesto a robos o estafas. Por ello, la entidad está desarrollando nuevas herramientas para que sus clientes operen tranquilos en Internet y puedan acceder a las compras online con total seguridad. Además, ofrece a sus clientes numerosos consejos y claves de alerta en materia de ciberseguridad.
Un ejemplo claro es la introducción de SCA (Strong Customer Authentication) o autenticación reforzada de clientes. Consiste en un cambio normativo introducido en la legislación vigente que regula la prestación de los servicios de pago y transacciones electrónicas. Esto implica un refuerzo en la seguridad de las compras que se efectúan por internet y principalmente afecta a la forma en la que se validaban, hasta ahora, algunas de las transacciones (se usaba una clave enviada al móvil del cliente) e introduce un proceso reforzado y aún mas seguro.
Este cambio no afecta a todas las compras. Las que tengan un importe bajo o escaso riesgo de fraude no requerirán la autenticación. Para ello hay que tener activo el contrato de banca digital con sus claves de acceso. Con la app actualizada de Banco Santander se pueden confirmar las compras con Santander Key, a través de la que se puede validar la adquisición con la huella digital o el reconocimiento facial. Su uso es tan fácil como pagar en tiendas físicas. Si se compra algo que requiera autenticación, se recibirá un mensaje en el móvil. Al pulsar el mensaje se accede a Santander Key. Una vez ahí se puede revisar la compra y, si los datos son correctos, se confirma validando con la huella digital, el reconocimiento facial o la clave.
Estas nuevas herramientas resaltan la importancia de la huella digital. La huella digital es el rastro que se deja por internet, o dicho de otra manera, es la información online que existe sobre nosotros. Es muy importante distinguir entre el rastro público y lo que se comparte con las personas cercanas. En internet, el impacto más grande de dejar muchas huellas digitales es la pérdida de privacidad. Para controlar esto, hay unos pasos sencillos con los que evitar que los delincuentes puedan utilizar esta información para personalizar mensajes fraudulentos y engañar a través de acciones como el pishing.
En la página web de Banco Santander se pueden encontrar numerosos artículos con recomendaciones de seguridad para poder realizar las compras online tranquilo. Una de las principales medidas que tenemos que tomar es limitar dónde se comparte información y con quién se hace. Para ello, es importante revisar periódicamente las viejas publicaciones en redes sociales y, si no se ajustan a lo que quieres proyectar hoy, se pueden ocultar, limitar las personas que las pueden ver o directamente eliminarlas.
También hay que revisar los ajustes de privacidad que permiten controlar quién puede ver los contenidos que se publican. Muchas de estas configuraciones no vienen por defecto, por lo que es bueno dedicar tiempo a entenderlas. Otra buena práctica es borrar cuentas antiguas y aplicaciones que ya no se utilicen. Aunque no se usen, la información compartida sigue ahí y, si nunca se configuraron los ajustes de privacidad, la información podría estar online. Antes de borrar una aplicación, hay que cerrar o desactivar la cuenta para eliminar la información del perfil. Así se minimiza la huella digital y proteges potenciales filtraciones de datos.
Además, hay que añadir el problema de las cookies, que son pequeños archivos de datos que las páginas web envían al navegador cuando detectan una visita. Esta información se utiliza a menudo por terceros para personalizar la experiencia cuando se vuelve a entrar. Por ejemplo, pueden destacar ofertas basadas en lo que se estaba mirando la última vez. Para limitar qué información se comparte sin darse uno cuenta, se puede borrar el historial periódicamente o navegar en modo incógnito.
Otro consejo es asegurarse de que la tienda en la que se va a comprar es conocida a nivel general y fiable, y comprobar que la dirección web de ese comercio es la correcta. Esto es importante especialmente si se llega a la tienda a través de un enlace de texto, email o redes sociales.
Normalmente, los comercios dan la posibilidad de pagar con tarjeta de débito o crédito. En algunos casos habrá la opción de utilizar otros métodos de pago como transferencia bancaria, PayPal, ApplePay, GooglePay o AmazonPay, etc. Es bueno familiarizarse con estos métodos de pago y conocer la protección que ofrecen (Verified by Visa o MasterCard Secure). Estos servicios añadirán una capa extra de seguridad en el momento de validar el pago.
Si se recibe un email de un comercio con una oferta excelente para poder resistirse, se deben buscar señales de phishing. También es fundamental utilizar contraseñas seguras, sobre todo las que se utilizan en las cuentas del banco y no olvidar que, si se está conectado a una red Wi-Fi pública, es mejor esperar a hacer cualquier compra ya desde casa o en la oficina.