No tiene previsto trabajar por un tiempo. Al menos hasta que consiga seguir el ritmo de un humano cuando la situación se vuelve estresante dentro de la cocina. Al parecer, tras unos días de prueba, Flippy no ha logrado superar el periodo de prueba y ha tenido que ser despedido de su puesto, por lo menos durante un tiempo.
La empresa encargada de la fabricación de este robot, Miso Robotics, ha sido víctima de su propio éxito. Al anunciar con bombo y platillo la llegada del robot a la cadena de comida rápida CaliBurger (California), la noticia corrió como la pólvora y fueron cientos de personas las que se acercaron para ser atendidas por Flippy. A pesar de que solo trabajaba unas horas al día, el número de pedidos era tan alto que resultaba imposible a los trabajadores humanos adaptarse al ritmo con el que funcionaba el robot. No lo hacía mal, pero no era todo lo rápido que se podría esperar ante la demanda de hamburguesas. Ahora buscan un equilibrio entre humanos y robot, para que la forma de trabajar sea mucho más cordial y haya un poco más de margen a la improvisación (ese libre albedrío tan poco propio de una máquina).
Cada brazo robotizado cuesta alrededor de los 50.000 euros y están fabricados en exclusiva para CaliBurger para el próximo medio año. En el momento en el que solucionen los primeros problemas, se espera que 50 Flippys se pongan a trabajar a pleno rendimiento en otros establecimientos de la cadena de comida rápida.
Esperemos que con esta segunda oportunidad no tenga por qué tirar la toalla tan rápido.
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